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Caminé donde Jesús Cargó la Cruz en Jerusalén. En el mes de marzo, viajamos a Israel junto con mi esposa Sandra y un grupo de lideres menonitas en su mayoría de habla español. Participamos en el proyecto “Ven y Ve,”  para conocer de primera mano la problemática entre Palestina e Israel.

Caminamos las calles de la Vía Dolorosa en Jerusalén y también caminamos la Vía Dolorosa que viven los palestinos en su tierra ocupada por Israel, fuimos dirigidos por un guía cristiano palestino. Nos detuvimos en varias de las estaciones de la cruz. En la segunda estación, leímos el Salmo 42 desde la perspectiva de los palestinos. El hermoso Salmo 42 puede ser usado como rito de lamentación de un  refugiado. El salmista aparentemente fue forzado a salir de su tierra, viviendo como refugiado en Jordania o el Líbano, recordando tiempos felices de celebración y adoración a Dios en su comunidades.

El peso de la cruz cargado por los palestinos recae con mayor fuerza en los refugiados. Cerca de 2 millones en la Franja de Gaza y Cisjordania y cerca de 3 millones en otras áreas fuera de su territorio, casi 5 millones de refugiados palestinos en total. Para ellos el despojo de sus tierras y propiedades en 1948 y 1967 es una realidad diaria. Nos pidió el guía que leyéramos: “Igual que Jesús, ellos tienen que continuar el viacrucis del sufrimiento causado por el dolor.”

Al final, todos juntos y tomados de la mano oramos: Dios compasivo, nuestro refugio y fortaleza, recordamos en tu presencia aquellas personas refugiadas  por tan largo  tiempo en los campos de la Franja de Gaza, Cisjordania, Líbano, Jordania, Siria y aquellos dispersos por el mundo. Fortalece la voluntad de la comunidad internacional a que trabaje en la repatriación y compensación de ellos a favor de Aquel quien fue refugiado y vive y reina por siempre. Amen.