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Versión para imprimir: Meno mayo 2015

 ¡Las medias verdades, son tremendas mentiras!…

“No moriréis, solo serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”, les dijo la serpiente antigua. Pero el resultado real, fue el alejamiento de la presencia de Dios para Adán y Eva. El tentador quiso engañar a Jesús mismo con medias verdades; “Si eres Hijo de Dios, dí que estas piedras se conviertan en pan”… Jesús sí podía hacerlo, pero jamás para los propósitos del diablo. Los religiosos y el sistema de los días de Jesús le dijeron, “Maestro, sabemos que enseñas rectamente… el camino de Dios con verdad. ¿No es lícito dar tributo…?” como esta, fueron muchas otras medias verdades cargadas con la maldad satánica de siempre.

La media verdad en las iglesias de nuestros días es que Dios ama al pecador y la media mentira que la acompaña, es que el pecador puede ser parte de la iglesia permaneciendo en su pecado, porque Dios es amor…

Satanás tiene un doctorado en confusión y engaño; y la iglesia tiene otro en malinterpretación y selección. Satanás es padre de mentira y maquinaciones malignas. La media verdad siempre tiene una intención destructiva encerrada en la otra mitad de la invitación. La dificultad está en que a nosotros nos cuesta discernir claramente las intenciones de otros.

Los días de Sodoma y Gomorra están de vuelta en medio de esta sociedad, y diabólicos engendros están en posiciones estratégicas en todo nivel. Estos son los tiempos anunciados por el Señor con una clara advertencia, “se levantarán falsos cristos y falsos profetas para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos” (Marcos 13:22).

El problema radica en que pecadores no arrepentidos ni regenerados por la sangre de Cristo quieren gobernar la iglesia del Señor. Por esto es que buscan cambiar la declaración de fe y hasta la Biblia misma, si lo pudieran hacer. Para peor, la confusión y el engaño satánico lleva a una iglesia floja en la lectura y la oración, a malinterpretar y a seleccionar pasajes favoritos, ignorando la Escritura como un todo. Recordemos que 2ª Tim 3:16 nos amonesta, “TODA la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”

La pervertida agenda homosexual ha movido a la sociedad en que vivimos, aun con leyes, a aceptar ese estilo de vida como algo normal, y por décadas lo ha promovido dentro de las iglesias, lo cual ha creado fatales divisiones en varias denominaciones. El problema no es si esta gente del mismo sexo se casa o no; sino es la relación pervertida, degenerada, contraria al diseño y propósito de Dios. Satanás ha confundido a la gente para enemistarse y pelear por el efecto o resultado de la perversión, en vez de atacar la raíz del problema. Dios creó hombre y mujer, el uno para el otro, pero el ser humano como desobedeció a Dios, cayó en perversión (Rom. 1:24-27). Temprano, Génesis 6:5 declara, “vio Dios que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”.

La venida de Jesucristo fue con el propósito divino de salvarnos del pecado y de la maldad diabólica encarnada en aquellos que se han dejado engañar. Jesús vino a realizar un trabajo restaurador, para que por la obediencia a Cristo entremos en la comunión con Dios el Padre. El llamado sigue siendo el mismo “arrepentíos de vuestros pecados”, confesar a Cristo y seguir sus pasos. Si entendemos que el reino comienza aquí y ahora, nuestra vida tendrá que demostrar que soy miembro participante del reino por mi obediencia a Dios, por mis acciones, primero separado del pecado y segundo, dando testimonio que Dios tiene el poder para transformar al más empedernido y vil pecador, en una nueva criatura.

La verdad completa y absoluta es que Jesucristo y su mensaje no han cambiado. Apártese de iniquidad aquel que invoca el nombre del Cristo (2ª Tim 2:19). No nos imaginemos ni por un instante, que Dios modificará Su Palabra para acomodar a inconversos pecadores mojados. ¡Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos! No nos entretengamos en pleitos mundanos, más bien confrontémoslos con la verdad de una nueva y real vida abundante en Cristo.

¡Cuidémonos de las medias verdades y obedezcamos a Dios!

Hasta la próxima edición…
RB por el equipo de HPLE

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