El 14 de febrero, el Congreso aprobó un paquete de leyes presupuestarias que evitó otro dañino cierre del gobierno, pero incluyó $1375 millones para 55 millas de nuevas vallas y muros fronterizos y también una expansión de la detención de inmigrantes. Aunque la construcción del muro fronterizo estará restringida en algunas áreas ecológicamente sensibles, otras áreas no serán protegidas, tales como la mayor parte del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Valle Bajo del Río Grande, terrenos de propietarios privados y varios sitios históricos.
Un día después, el 15 de febrero, el Presidente Trump declaró emergencia nacional en un esfuerzo por obtener billones de dólares más que los aprobados por el Congreso para gastarlos en la construcción de muros fronterizos. Esto ocurre en un momento en que la cifra total de cruces a través de la frontera está muy por debajo de los máximos históricos, y un porcentaje significativo de quienes llegan a la frontera hoy desean solicitar asilo. Ayer, la cámara baja aprobó una resolución de desaprobación a la declaración de emergencia con un voto de 245-182. Envió la resolución al Senado, pero es poco probable que tenga suficientes votos para superar un veto presidencial. También se han presentado múltiples demandas judiciales.
Foto: Miembros de la Fraternidad Menonita de Paoli, Indiana, oran en el muro fronterizo en Douglas, Arizona, durante un tur de aprendizaje del CCM por las tierras fronterizas en 2016. Foto CCM/Saulo Padilla.
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