¿Cómo entender los diferentes tipos de cristianismos en un mundo polarizado? Ya de por sí es difícil entender las diferentes confesiones, máxime si partimos desde la pluralidad de realidades nacionales, continentales, de clase, cristianismos colonizados, etc. ¿Cómo asumir los diferentes pensamientos combinados, mezclados, invadidos, sincretizados? Generaciones de cristal, generaciones virtuales, generaciones que le creen a la I.A., contrastados con viejos amantes de los libros y de épocas más vintage. Pensadores y conformistas. Teologías contemplativas y prácticas encarnadas: conciencia e inconciencia… La diferencia quizás está en los términos. Tenemos “conciencia”, pero no “consciencia”. Es decir, podemos señalar las cosas que son, pero no profundizamos en las causas, ni en los efectos, ni en cómo transformarlas. Contemplamos el mundo, pero ya no lo transformamos, no como nuestros hermanos del primer siglo que habían llegado trastornándolo todo (Hechos 17). Es decir, la iglesia del primer siglo, fresca en prácticas neotestamentarias, era analéctica* necesaria, el más allá de todo discurso, la praxis de toda liberación.
Leemos historia del cristianismo y nos preguntamos, ¿cuándo perdimos esa fuerza milagrosa por el worship y los hermosos edificios? En Efesios queda claro que la iglesia no es cualquier cosa (Ef. 2). Este conjunto de regenerados es “la plenitud, el cuerpo, del que lo llena todo”. Supongo que, si es el caso, en el entendido de ser “Su cuerpo”, no cabría mucho la mística de una religión poco práctica, abstracta, que contempla el mundo desde su yoidad, pero que poco hace por parar las bombas y el hambre.
¿Cómo entender cristianismos que se suman a la ultraderecha defensora del Estado Sionista o de la derecha argentina, norteamericana o el conservadurismo europeo?, ¿cristianismos de izquierdas, cristianismos de nulo pensamiento político y por ende nula compresión profética del mundo y los tiempos? Por un lado, hay cristianismos demasiado radicales y por otro, cristianismos demasiado apáticos. ¿Cómo entender que son del mismo cuerpo quienes piden éxito bélico y quienes se duelen con cada disparo? ¿Cómo entender que hay quienes ya no pueden ver más noticias porque les taladra el alma y se sienten incapaces de hacer algo, creyendo que la ayuda que brindan es casi nula y al mismo tiempo, quienes celebran homenajes a personajes construidos por los medios —cristianos–, haciendo buen marketing apologético de la derecha protestante en el gobierno más cruel de nuestro tiempo?
En la viña del Señor hay muchas formas de entender y de actualizar la fe, claro está, dice Byler . El problema es que no todas esas formas son cristocéntricas. Sabemos que, en la medida que concebimos nuestra cristología, será nuestra práctica. Eso explica muchas cosas “raras” en el cristianismo global, porque hay cristologías sin Cristo. Es decir, sin el Mesías nazareno, narradas desde una religión apaciguada, situacional. Cristologías de nombre, donde lo que más abunda es un gusto -mal entendido- por el Antiguo Testamento. Podríamos decir que la pluralidad en el cristianismo es proporcional a las cristologías que hay. Pero como dice Hebreos, Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Heb. 13:8). ¿Cómo pues lo hemos perdido de vista? Jesús mismo lo dice, justo en un contexto de discusión contemplativa: “porque ignoramos las escrituras” (Mt. 22:29). Dios ha caminado con su pueblo y se ha revelado en Jesús, pero no en el Jesús de las redes sociales o los medios cristianos tipo History Chanel o narrativas cinematográficas como The Chosen, no con marketings debidamente planificados ni con otra cosa que no sea Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Y dentro de los cuatro, su programa radical contenido en el Sermón del Monte. He ahí el punto clave. Muchos han querido desconocer, olvidar, pasar por alto el Sermón del Monte, así como así. Pero en este discurso está contenida la sustancia del programa del Mesías. Habla, confronta, transforma, llama, trastoca; vuelve existencial lo fenomenológico, da la sazón a la realidad, hace todo nuevo.
Creo firmemente que, frente al Sermón del Monte, debe necesariamente (con ese rigor lógico) ser contrastado y confrontado cada uno de los pensamientos filosóficos, teológicos e ideológicos del cristianismo. ¿Puede sostenerse el discurso frente al Mesías? ¿Pueden sus prácticas encontrar fundamento en el Hijo de Dios? Si la respuesta es negativa, entonces tenemos una religión más, basada en cualquier otra cosa, menos en la justicia, la paz y el gozo.
El Sermón del Monte es un rompimiento con todas las concepciones humanas, más allá que cualquier teología, pues ¿qué otra cosa es superior a la palabra de Dios? Y el Sermón del Monte fue dicho por Dios hecho carne. Las teologías son explicaciones posteriores y muchas de ellas son reinterpretaciones a modo, incluso negando la radicalidad inicial. Es decir, saben bien el discurso, pero jamás se dejan trastocar, no desean ser conscientes.
Como quiera que sea el cristianismo adoptado, el Sermón del Monte va a seguir interpelando a cualquier explicación teológica, las cuales todas, necesitan ser contrastadas con las palabras de Jesús. ¿De qué forma el Sermón del Monte las confronta? Al hablar de teología podemos decir que no hay mejores, aunque sí peores, pero el Sermón del Monte sigue confrontando exegética, hermenéutica y comunitariamente.
El Sermón del Monte nos devuelve la humanidad que la religiosidad tiende a secuestrar, y con ella, la compasión, el dolor, la alegría, la consciencia de clase y la transformación de la realidad; nos hace libres, nos convierte en pacificadores, nos hace activos y nos da esperanza, y no deja que cautericemos nuestras consciencias frente al dolor de los pueblos que sufren, que están sumidos en la más negra oscuridad y esperan que llegue esa gran luz que es el Evangelio… Pero ¿cómo llegará, si no lo llevamos nosotros?
Perdónanos Señor, porque sabemos cosas, pero no somos conscientes de las verdades que has depositado en nosotros, y por ello, vemos desde nuestros televisores el exterminio del pueblo palestino y para justificarnos, hacemos largas oraciones…
Sí, perdónanos, Señor.
*analéctica: Se refiere a un método filosófico que busca ir más allá de la totalidad y encontrarse con el Otro, considerado como originalmente distinto e interpelante. Este enfoque pretende superar la dialéctica tradicional, enfocándose en la alteridad y la exterioridad, especialmente en el contexto de la realidad latinoamericana
Have a comment on this story? Write to the editors. Include your full name, city and state. Selected comments will be edited for publication in print or online.