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Quererme y ser Compasivo Conmigo Mismo es un Reto y es Posible. Practicar el coraje, querernos y ser compasivos con nosotros mismos, es lo que nos permite darnos cuenta y nos convence de que somos personas sumamente valiosas, creadas y amadas por Dios. Para que el coraje y la compasión puedan ser parte de nuestra vida hay que practicarlo diariamente con los demás y con nosotros. En el evangelio de Mateo está escrito una pregunta que le hacen a Jesús: “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?” El responde: “…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Mateo 22:36-40). No ser nadie más que nosotros mismos en un mundo que nos está convenciendo con millones de mensajes, en la redes social, la televisión y el comercio en general,  diciendo que debemos ser, como debemos ser, que debemos comer, como debemos vestir, como debemos actuar y la lista sigue interminable. El tratarnos de  convertirnos en cualquiera menos en lo que somos es la batalla más dura que estamos peleando. No dejar de ser lo que somos es una de las batallas más valientes que libraremos jamás. Cuando tomamos la decisión de ser leales a lo que somos, la gente que nos conoce o que nos rodea tiene que hacer un esfuerzo tratando de entender cómo y porqué estamos   cambiando, siendo contracultura y contracorriente. El elegir ser nosotros y amarnos a nosotros mismos, significa correr riesgos, significa salir de la zona de seguridad o de confort. Al principio, puede resultar difícil para las personas cercanas y para nosotros mismos, pero vale la pena, el hecho de ser leales a nosotros mismos es el mejor regalo que nos podemos dar, no solamente a nuestros seres queridos y a nuestra comunidad, sino también a nosotros mismos.