Cuando un pueblo se reúne para celebrar un culto de acción de gracias
en medio de una sociedad individualista y que tiende a marginar,
en medio de la desesperanza, la pobreza y la violencia de sus calles,
en medio de la explotación y la violación de los derechos más humanos
como el derecho a trabajar para proveer el pan y dignificar a la familia,
Y donde no reconoce ni acepta el color de la piel, o el estatus migratorio,
donde la idiosincrasia y la identidad de sus militantes se recibe como
un regalo de Dios y se agrupan como un solo cuerpo,
Donde el compartir tortillas, pavo, café, mate o pinol en la misma mesa,
se interpretan como la voluntad de Dios.
Es en ese mismísimo instante que este pueblo da testimonio público
del poder de Dios y de la diversidad como un regalo divino,
de la gracia y del amor de Dios manifestado a través de su Cristo.
Por tanto amigos, la gratitud es un distintivo de la fe cristiana!
Detengámonos en medio de este mundo ruidoso que tiende a no ver a Dios
en su diario vivir e ignora al prójimo y levantemos nuestras manos
como una señal de agradecimiento a Dios,
pues todo lo que se es y lo que se tiene se lo debemos a Jesús.
También elevemos una plegaria de gratitud por nuestros seres queridos
y amigos, pero también pidamos al Creador que nos ayude y enseñe a amar
a aquellos con quienes tenemos discrepancias.
Gracias a Dios por la vida, la familia y los amigos!