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Con toda la maravillosa tecnología que disfrutamos en estos días, no hay mucho que podamos decir es privado. Hasta hace poco tiempo atrás trataban de espiar e infiltrar nuestros correos electrónicos para conseguir nuestra información; ahora nos han invitado a poner nuestra información en Google y otras de las tantas plataformas informativas, y gustosos lo hemos hecho. Ahora mismo, a través de la computadora y el Internet no es difícil averiguar cualquier cosa y averiguar acerca de cualquier persona. Los diversos bancos de datos (comenzando con el teléfono móvil) proveen suficiente información para saber dónde vamos y que hacemos cada día, segundo tras segundo. Luego Facebook, Tweeter, Instagram y otros, contribuyen con los pensamientos y las imágenes que allí publica el usuario mismo. Y mejor aún, si los dichosos usuarios vuelcan allí mucho más que un simple comentario.

Lo anterior quizá no sería un gran problema si todo se manejara con buenas intenciones. Pero desafortunadamente no es así.  Primeramente son los afanes comerciales para obtener dinero con la venta de dicha información para diferentes usos; así es como nos llegan las promociones específicas de lo que hemos estado mirando en el Internet y nos exponemos al robo de identidad. Y luego los afanes más oscuros, tanto de pervertidos como de clasificación y categorización para usos de control y poder. ¿No será que la bestia ya tiene su maquinaria funcionando y no nos hemos dado cuenta? Seguro que más de alguien va a decir que estas son ideas anticuadas e interpretaciones equivocadas. Pero, ¿qué tal si no lo son?…

Solamente el que no quiera ver se resistirá, porque no podemos negar que el afán humano de estos días, como lo fue desde la torre de Babel, ha sido el control y dominio político social y económico de unos sobre otros.  Simplemente observemos el escenario político nacional y mundial que busca dominar y controlar naciones por quienes son las potencias de turno. Para lograr el control, los servicios de inteligencia utilizan los medios electrónicos cargados de la información y data provista.  Indiscutiblemente, la maldad humana ha aumentado.  En todas partes del mundo, y en algunos lugares peor que en otros, los potentados y los criminales llevan el control, con más efectividad que la policía.  Toda esta gran vulnerabilidad debe llevarnos a ser mucho más cuidadosos con la información que proveemos.

Aun peor que la comercialización y el dominio, alguien desea robarnos lo que llevamos dentro, es decir, ese depósito de fe que recibimos al arrepentirnos de nuestros pecados y confesar el nombre de Cristo. Ese alguien es el espíritu del anticristo, es la misma serpiente antigua, el enemigo de nuestras almas, el espíritu de engaño y mundanalidad de estos tiempos, personificado en las doctrinas de error que continúan plagando a la iglesia, y que muchos cristianos incautos están abrazando sin darse cuenta. Son doctrinas propagadas por falsos profetas, falsos maestros que buscan apartar a los fieles de la fe; Jesús lo dijo, “…que engañarán, si fuese posible, aun a los escogidos” (Mat 24:24).

Vivimos tiempos en que necesitamos ejercer diariamente el discernimiento espiritual y rechazar todo intento satánico de apartarnos de la fe. No le demos lugar ni ocasión al enemigo, y en vez de quejarnos, debemos tomar toda la armadura de Dios… y estar firmes (Ef 6:13) combatiendo por la fe, mientras el Espíritu Santo va con nosotros, guiando y llamando a los pecadores al arrepentimiento mostrándoles el camino de la vida verdadera y abundante. La Palabra de Dios, su poder y la gracia del Señor no han cambiado; están con nosotros y Jesús continúa salvando, sanando y respondiendo con milagros a la oración de fe. ¡Que el Señor nos encuentre ocupados en su reino!

Hasta la próxima…

RB por el equipo de HPLE

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