La Guerra del Chaco fue la contienda bélica más sangrienta y prolongada de Sudamérica en el siglo XX, entre Paraguay y Bolivia en la que perdieron la vida unos 100.000 soldados.
La región chaqueña central donde se libraron las principales batallas era un territorio inhóspito, una planicie semiárida, poblada de matorrales extensos y palmares, con algunas lagunas en su mayoría saladas, donde solo se encontraban nativos indígenas que nunca habían tenido contacto con otras civilizaciones.
Paraguay y Bolivia, ambos países mediterráneos, se disputaban este territorio ya desde el siglo XIX. Desde inicios de 1900 Bolivia inició una paulatina ocupación del Chaco buscando tener un puerto sobre el río Paraguay para tener salida al mar. El 26 de febrero de 1927, poco después del arribo de los primeros menonitas de Canadá al Paraguay, el teniente paraguayo Adolfo Rojas Silva y algunos soldados fueron capturados por milicias bolivianas en el Fortín Sorpresa al sur del Chaco. Al intentar huir el teniente fue asesinado, produciéndose así el primer derramamiento de sangre de la contienda.
Luego de pequeños enfrentamientos, la guerra se declaró oficialmente el 9 de setiembre de 1932 y finalizó el 12 de junio de 1935 con la firma de un acuerdo de Paz, y la recuperación por parte del Paraguay de todo el territorio en disputa.
Los Menonitas en medio del conflicto
Gerhard Ratzlaff presenta en su libro “Cristianos Evangélicos en la Guerra del Chaco 1932 – 1935” los principales aspectos del trasfondo histórico de esta historia:
Los menonitas canadienses habían comprado en el Chaco unas 55.815 hectáreas en el Chaco Central. A partir de diciembre de 1926, pero especialmente en 1927, llegaron al Chaco 1473 menonitas… 1250 personas (266 familias), se establecieron en 14 aldeas fundando la Colonia Menno. Reporteros internacionales ponían en duda el éxito de la misión, ya que hasta ese momento el hombre blanco no había logrado sobrevivir en la zona. A estas condiciones se sumaba la inesperada Guerra del Chaco (2008; pág. 10, 11).
Cabe señalar que en el proceso de establecimiento 200 personas murieron por una epidemia de tifus y 355 personas abandonaron la empresa regresando a Canadá.
En el libro “Entre dos fuegos” Gerhard Ratzlaff presenta la siguiente paradoja:
“Dondequiera que fueron los menonitas, siempre los siguió la guerra, pero, por fin, encontraron un lugar seguro”, comentaba The Literary Digest en setiembre de 1927, cuando arribaron al Chaco los primeros menonitas. Los mismos menonitas estaban convencidos de que, aislados en el Chaco, podrían vivir en paz y tranquilidad. Muchos opinaban que sería imposible llevar adelante una guerra en el Chaco, porque se carecía de agua y de caminos. La misma publicación, sin embargo, en abril de 1933 informaba: “La guerra alcanzó a los menonitas en plena selva, donde ellos esperaban nunca más escuchar el crepitar de los cañones” (1993; pág. 15).
Surgen nuevas dificultades
En 1930 se fundó en el Chaco la colonia Fernheim compuesta por unos 1.800 refugiados llegados de Rusia a través de Alemania. Otro grupo vino de Polonia.
También en 1930 la liga de Naciones con sede en Ginebra autorizó la inmigración al Chaco de los 373 menonitas fugitivos de Rusia que habían escapado por China. En Le Havre, Francia, en 1932 hubo un conflicto diplomático cuando primeramente el cónsul paraguayo selló los pasaportes de los menonitas y luego el cónsul boliviano amenazó impedir el viaje afirmando que el territorio a donde iban los fugitivos era de propiedad boliviana.
Finalmente, todos tuvieron sus pasaportes sellados con ambas visas, la paraguaya con fecha 4 de abril de 1932, y la boliviana con fecha 5 de abril de 1932 y continuaron el viaje.
A partir de este suceso las tensiones entre los dos países se intensificaron, hasta que finalmente se declaró la guerra el 9 de setiembre de ese año. (1993; págs. 14 – 24)
Algunas cuestiones importantes
- Cuando los primeros menonitas llegaron al Chaco en 1927, no estaban bien enterados de las dificultades limítrofes existentes entre Paraguay y Bolivia. Vinieron con la seguridad de que la zona en la que se iban a establecer pertenecía indudablemente al Paraguay.
- El Gobierno de Paraguay aprovechó el desconocimiento de los menonitas, buscando no sólo poblar el Chaco, sino también potenciar sus derechos frente a Bolivia como ocupante de la zona.
- Los menonitas no fueron la causa de la guerra, pero su presencia en el Chaco agudizó el conflicto y contribuyó en algo (aunque fuera como excusa) a su estallido. Bolivia protestó en forma vehemente por la inmigración menonita al Chaco auspiciada por el gobierno paraguayo, pues la consideró un serio obstáculo en su avance hacia el Río Paraguay.
- La guerra fue para los menonitas una sorpresa desagradable. Se negaron a participar directamente en ella y oraban para que finalizara pronto. No se negaron a proporcionar ayuda humanitaria.
- Mediante la provisión de agua, víveres, caminos y transporte proporcionados por los menonitas, su presencia contribuyó a la victoria del ejército paraguayo y a la conquista del Chaco – aunque no fue un factor determinante.
- Los menonitas salieron favorecidos con la guerra del Chaco. Por primera vez llegó dinero en efectivo a la colonia. Se les presentó también la oportunidad de tomar mayor contacto con los paraguayos y así conocer y apreciar su idiosincrasia. Si bien ese contacto fue condicional y parcial, si no hubiese sobrevenido la guerra, los menonitas habrían estado totalmente aislados del pueblo paraguayo y viceversa. En cierta forma la guerra propició el primer inter relacionamiento entre ambas culturas. Las circunstancias contribuyeron mucho a que se produjera un buen primer contacto entre paraguayos y menonitas, poniendo las bases para el buen relacionamiento que persiste hasta la actualidad.
- La guerra despertó sentimientos de simpatía para con los menonitas que adquirieron nacional e internacionalmente una publicidad que no buscaban. Los principales difusores fueron los soldados que retornaron a sus hogares, además de la prensa. En diciembre de 1933 visitó a los menonitas una delegación de la Liga de las Naciones. Entre ellos había representantes de Inglaterra, Francia, España, Italia, México y Uruguay. Todos mostraron sumo interés en las colonias y sus extraños pobladores en medio de la selva.
- En aquella época las colonias fueron atendidas por médicos enviados por los militares paraguayos. Había gran cantidad de soldados internados en el hospital de la colonia. Además, a causa de la guerra habían brotado varias enfermedades en las aldeas. Al término del conflicto, el hospital de Filadelfia recibió un camión como testimonio de agradecimiento.
- Si bien, por una parte, los militares utilizaron los caminos de los menonitas, por otra, éstos también aprovecharon los caminos (llamados rectas), que los militares trazaron a través de la maleza y del monte espinoso.
- Los herreros menonitas quedaron provistos de una gran cantidad de hierro, proveniente de los materiales bélicos de los fortines y de objetos tirados en los campos de batalla y a la vera de los caminos. Para los que recolectaron hierros viejos y municiones, la venta de estos desechos de guerra significó una entrada extra de dinero en efectivo.
El ejército paraguayo conquisto militarmente el Chaco, pero según las palabras de Friedrich Kliewer de Brasil, “la gran obra colonizadora” la efectuaron los menonitas. Fueron ellos los que facilitaron el camino para la civilización del Chaco. (2008; págs. 78 – 80).
Cabe señalar, a 88 años de la finalización de la Guerra del Chaco, y a 97 años de la llegada de los menonitas al Paraguay, la gran mayoría de los menonitas que viven en Paraguay son ciudadanos paraguayos, integrados plenamente en la construcción del país con su fe, el trabajo, industrias e instituciones educativas tanto de educación básica, media y universitaria.
Aún algunos recuerdan algunas anécdotas sobre la guerra, pero estas las dejaremos para otra ocasión.
Fuentes:
Gerhard Ratzlaff (1993) Entre dos fuegos. Los menonitas y el conflicto limítrofe entre Paraguay y Bolivia 1932 – 1935. Asunción, Paraguay.
— (2008) Cristianos Evangélicos en la Guerra del Chaco. Instituto Bíblico Asunción. Asunción, Paraguay.
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