El año 2020 fue denominado el año de la visión perfecta, por la similitud con la visión 20/20. Se pronosticaba para finales del 2019 que el 2020 traería consigo cambios significativos e importantes para la humanidad, de tal manera que ésta no volvería a ser la misma. Al parecer quienes vaticinaron tales acontecimientos no se equivocaron del todo, pues este año empezó con demasiados retos y muchos replanteamientos tales como aprender a combatir un enemigo invisible que corona al mundo y aprender a lavarnos las manos nuevamente, frente a ello nos preguntamos ¿Podría seguirse considerando este año como el de la visión perfecta? ¿Estábamos preparados para enfrentar a este enemigo invisible?
No es fácil contestar tales interrogantes, comenta la pastora Liliana Potes, quien pastoreó la Iglesia Menonita de Brooklyn, Nueva York, a sus 57 años por primera vez experimenta una amenaza tan invisible, pero a la vez tan letal que es capaz de doblegar al mundo entero. Este virus, en forma de corona produce miedo en la comunidad y es que no es para menos porque desbarata sueños, doblega corazones, aísla sentimientos y mata vidas.
Ante tales vicisitudes tan precarias las cuales el mundo atraviesa y donde esta enfermedad trasciende “…no solo de forma física, económica y social, sino que nos hace reflexionar acerca de cuestiones religiosas, nos abre a la perspectiva de la fe, del Dios creador, sustentador y apasionado por la vida. El mundo tiene la tendencia de separar la ciencia de la fe porque la ciencia suele “mostrar los hechos”, en algo comprobable, en un laboratorio en lo que comúnmente se llama “método científico” mientras que en la fe existen demasiadas cosas que no vemos y no tienen una explicación científica pero estos dos caminos están deliberadamente centradas en el Dios creador que nos dio amor, inteligencia y voluntad en realidades tanto físicas como espirituales, nos dispensó del poder del mal, la enfermedad y de la muerte y esta es la razón por la que la ciencia y la fe están al servicio del hombre y no son excluyentes la una de la otra…”
Para concluir, Liliana abre su corazón y recomienda al lector de que es hora de aplicar los recursos tanto científicos, como humanos y médicos para combatir efectivamente esta batalla apocalíptica y adicionalmente es tiempo de humillarnos ante Dios, razonar sobre nuestros caminos y volvernos a Él de todo nuestro corazón. Si tan solo nos atrevemos a acercarnos a Él para tocar su manto!….Él con seguridad tiene la receta para curar el coronavirus. “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y SANARÉ LA TIERRA. 2 Crónicas 7:14
(Foto: Sus 2 hijas a la izquierda y su cuñada a la derecha, Liliana con el poncho de cuadros)
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