Poco menos de un año atrás, la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) y el Congreso Mundial Menonita (CMM) iniciaron una serie de diálogos bilaterales para afianzar los lazos entre ambas familias confesionales luego de casi cinco siglos de distanciamiento. “Reformados y anabautistas son ramas del mismo árbol”, afirmó Hanspeter Jecker, teólogo Menonita de Suiza al inicio de este proceso. Hoy, esas ramas quieren dar frutos que visibilicen la reconciliación de ambas familias y frutos que colaboren a la construcción de un mundo donde la justicia y la paz puedan darse la mano.
Desde aquel mismo momento en que en Europa se iniciaban los diálogos, referentes de comunidades menonitas y reformadas en Argentina, donde ambas denominaciones mantienen buenos vínculos desde hace tiempo, comenzaron a pensar en la organización de un culto unido que pudiera dar forma al común anhelo de abrazarse en el servicio a un mundo sufrido y lastimado, necesitado de un toque sanador de la gracia de Dios. Esa iniciativa estaba pensada para los primeros meses de este año 2020. Pero, llegó la pandemia del COVID-19 y otras prioridades aparecieron en el horizonte. De pronto las comunidades de fe fuimos convocadas a hacer del servicio a las personas más vulnerables el énfasis de la tarea. “Nuestra vinculación en el marco de la Pastoral Social Evangélica nos brindó la oportunidad de conocernos más, de valorar lo que cada una de las comunidades está haciendo en fidelidad al Evangelio liberador de Jesús. Y comenzamos a colaborar unas con otras en aquello que pudiera potenciar la diaconía comunitaria en los lugares donde cada una da testimonio de su fe concreta, en hechos concretos, en gestos de amor”, dice el pastor reformado Gerardo Oberman.
Por otro lado, animados por la Red Crearte, también personas de diversas denominaciones y países de América Latina y otras regiones, colaboran con una propuesta celebrativa cada semana, donde también han confluido miembros de las comunidades menonitas y reformadas. Otro paso que ayuda a superar barreras, a vencer prejuicios y a vivir la reconciliación en la práctica.
Chris Ferguson, secretario general de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, expresó en ese mismo encuentro al que ya hicimos referencia que “es hora de recordar y reconciliarnos correctamente. Ambos grupos comenzaron en un movimiento unido que se separó por causa del desacuerdo”.
Luis María Alman Bornes, integrantes del Consejo Pastoral de la Comunidad Anabautista Menonita de Buenos Aires expresa que los diálogos iniciados por los referentes de nuestras familias confesionales se deben materializar en las bases, donde las comunidades reformadas y menonitas realizan su tares. “Hemos sido desafiados a la cooperación fraterna y sorora con nuestros hermanos y hermanas reformadas, materializando aquella famosa frase de Menno Simons…Porque la verdadera fe evangélica… no puede permanecer dormida; sino que se manifiesta en toda justicia y obras de amor; ella… viste al desnudo; alimenta al hambriento; consuela a los afligidos; refugia a los excluidos; ayuda y consuela a todos los oprimidos; devuelve bien por mal”.
En ese sentido, el pensamiento menonita sintoniza con la preocupación de Calvino por la justicia social y su ética política y social, con fuerte impacto en el ejercicio económico responsable de la sociedad ginebrina de su tiempo, convirtiendo a la ciudad en una ciudad de puertas abiertas para refugiados y perseguidos, con una vasta tarea solidaria y de inclusión.
En el marco de esta pandemia que recién empieza y que tendrá consecuencias sociales y económicas de efectos devastadores en importantes sectores de la población, necesitamos hoy más que nunca un ecumenismo de gestos concretos, que no solo sane las memorias del pasado, sino que construya también un presente inclusivo, sin sectarismos, que valore la riqueza de la diversidad que tienen nuestras tradiciones eclesiales. Al menos en eso estamos animados en este rincón del planeta las comunidades menonitas y reformadas. Sin duda el mejor camino hacia una reconciliación en la acción diacónica y solidaria, sostenida en la oración y en fidelidad al Evangelio, por el bien de nuestros prójimos y prójimas.
(Foto: Integrantes de la Pastoral Social Evangélica (PSE) manifestándose a favor de los DDHH. Diego Mendieta (pentecostal), Agustina Guerrero (pentecostal), Luis Ma. Alman Bornes (menonita), Gerardo Oberman (reformado) y Gladys Gonzalez (pentecostal)).
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