Me crié en una finca productora de leche en las afueras del pueblo Apple Creek, en Ohio. Somos once hermanos, me gradué de secundaría en Central Christian High School en Kidron. Estoy casada con Stan Ross y hemos sido bendecidos con dos hijas, sus esposos y cinco nietos. Estoy jubilada, mi trabajo consistió en ser secretaria y recepcionista en una fabrica de la localidad.
He sido parte de la Iglesia Salem Mennonite la mayor parte de mis 70 años. Como la mayoría de las iglesias, hemos vivido momentos de crecimiento numérico y épocas de luchas y pérdidas. Hemos visto venir y salir a varios pastores, todos ellos dando forma a nuestra congregación de alguna manera. Nuestro primer contacto con el mundo intercultural ocurrió cuando Raúl y Vanita Tadeo, que habían sido misioneros en México, llegaron para ser nuestros pastores en 1993. Ambos hablan español con fluidez. Son muy atentos y se brindan a las personas (tanto su tiempo como con el dinero para los necesitados), sin importar el idioma.
El hecho de que ellos podían hablar español, atrajo a algunos hispanos a Salem. Los hemos recibido, estuvieran o no documentados. Los hemos visto a veces llegar sin nada, dejando atrás a sus familias, padres e hijos, queriendo escapar de la violencia y la pobreza. Algunos tuvieron que pasar tiempo en la cárcel, o debieron ser deportados; otros sufrieron cuando los familiares que dejaron atrás fueron matados o enfermaron y murieron, y no pudieron ir a ellos. ¡Esto ha producido cambios, por cierto, en nuestros motivos de oración y nuestro compartir!
Cuando la carga llegó a ser demasiado grande para Raúl, se llamó a Haroldo y Esmirna Nunes a unirse en 2006 para ayudar con el trabajo en Salem y el Ministerio Hispano de Open Arms, que había comenzado varios años antes. La energía de ellos, sus personalidades extrovertidas, su hospitalidad, amor y preocupación han tocado tantas vidas, y han tenido un gran impacto en nuestra congregación, por lo cual estamos muy agradecidos.
¿Cómo ha afectado esto a Salem? Nuestro sentir es que Dios nos trajo para esto; es Su obra y tenemos la bendición de participar en ella. Muchos de los hispanos que vienen a la iglesia eran creyentes, o se convirtieron en creyentes. Quieren trabajar para mantener a sus familias. Invitan a otros a unirse a la iglesia. Prestan servicio como líderes, músicos, cocineros, etc.
Hemos invertido en auriculares y los sermones son traducidos mientras se predica. Como nos dimos cuenta que era importante que el sermón a veces se diera en español, los de habla inglesa a veces usan los auriculares. Sé bien que es un desafío para algunos usar auriculares. Estoy seguro de que no es fácil ser quien traduce lo que otros están hablando, y estamos muy agradecidos a aquellos que lo hacen. Cantamos en español e inglés todos los domingos, lo que significa que no siempre uno entiende lo que se canta. Hemos comido mucho arroz y frijoles y tortillas, que a la mayoría de las personas les gustan, ¡pero no a todos! Nuestros cultos tienden a ser más largos debido al tiempo extra de traducción. Parece que los hispanos son más abiertos para compartir, confesar necesidades y pedir oración. Les gusta juntarse en los cumpleaños y en otras ocasiones, llenando sus hogares de gente. La mayoría de los anglos no se sienten tan cómodos llenando sus casas de invitados, aunque nuestras casas a menudo son más grandes. No acostumbramos a “caer de sorpresa” para visitar a alguien, cosa que ellos sí hacen. Contar con hispanos entre nosotros ha hecho que tengamos más niños en la iglesia y probablemente esto hace que nuestras reuniones sean un poco más ruidosas e informales que antes. Las personas que no habían estado en Salem por algún tiempo comentan cuán diferente y más animada está nuestra iglesia.
Necesitamos ser pacientes a veces cuando hablan entre ellos y no sabemos lo que dicen. Algunas personas pueden no querer asistir a una iglesia como ésta porque no quieren lidiar con los problemas del idioma. Algunos podrían desear que tuvieran documentos para estar aquí. Quisiéramos que pudieran documentarse con facilidad para estar legalmente y no vivir con el temor de que les pase algo a ellos y a sus familias, pero sabemos que a partir de ahora ese proceso es muy, muy difícil.
¿Podemos decir “bueno, ese no es mi problema, es tu problema”? No lo creo. La Biblia dice que hagamos lo que le hagamos por el más pequeño de nuestros hermanos, se lo estamos haciendo a Él. Si nuestros hermanos y hermanas en Cristo están sufriendo, sufrimos con ellos. Todos somos hijos de Dios: sea nuestro color rosado, marrón, amarillo, negro o blanco. No somos mejores por ser blancos, o por ser estadounidenses. Es una bendición especial adorar y alabar a Dios junto con personas de diferentes razas y países, sabiendo que todos somos parte de la familia de Dios de todo el mundo. A Stan y a mi nos gusta ser voluntarios en la tienda de cosas de segunda de MCC y estar activos en nuestra iglesia. Me gusta estar al aire libre, caminar, cantar, leer, ver deportes, comer afuera, viajar, ornear, jugar, o solamente relajarme. Estoy tan contenta con mi salvación y mi deseo es tener a Dios guiando mis pasos todos los días.
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