Querido Jesús: Una carta de Marta

Photo by Karl Magnuson from unsplash.com. Photo by Karl Magnuson from unsplash.com.

Desde la teología feminista, se plantea leer la biblia en clave de sospecha. Sopechar por los dicursos y las voces de aquellas que desde la marginilidad han llegado hacia nosotras, con formas distorsionadas. La mayoría mujeres. Hace poco me retaron a ponerme en la piel de una de ellas. Y he escogido a la malinterpretada Marta. Aqui una carta dandole voz a ella.

 


Betania, Jerusalén

 7 días del Mes Kislev

 

Querido Jesús,

¿Cómo estás? ¿Cómo va el Ministerio? ¿Ya te sanates de la gripe? Dejá de tomar mucho vino y quedarte a horas de la madrugada platicando, sin tu abrigo.

He escuchado que has estado sanando enfermos, discutiendo con rabinos y por supuesto predicando del reino de Dios. Quería comentarte que han llegado hasta mí ciertos rumores de tus discípulos que me han tildado de una superficial, de una mujer vana que sólo está interesada en las cosas de este mundo. Los hombres, que en mayoría me acusan, me dicen que mujeres como yo son un ejemplo de lo que NO debe ser una discípula. Lamento mucho molestarte con estas “nimiedades” pero sospecho que quedaré como la mala de la película de aquí en adelante. La gente escuchará de mi y sólo me pondrán de mal ejemplo.

Querido Jesús, se les olvida a ellos, los hombres que no me conocen, que vos y yo somos amigos de la infancia. Que he sido yo junto a mi hermana María que te hemos pedido resucitar a Lázaro, nuestro hermano. Que si yo estaba ocupada atendiéndote era porque esa era mi manera de adorarte, porque “alguien tiene que dirigir, organizar, mover las cosas”. Que me encanta que mi hermana haya tenido el espacio para enjugar tus pies, pero que yo no soy de esas cosas y está bien. ¿Por qué reducir las diferentes maneras de amar a una sóla? ¿No sos vos el que nos predicas que  “La ley mata, pero el espíritu vivifica”?

 Y hablando de mi hermana, Jesús, ahora me dicen los mismos hombres que yo le tengo envidia a ella. ¡Habrase visto, ¿Envidia a la María?! Las dos nos reímos, porque la amo tanto y nuestro amor y agradecimiento por lo que has hecho en nuestras vidas es más fuerte que cualquier cizaña que ellos quieren plantar. Espero que más adelante las mujeres nos demos cuenta de que odiarnos entre nosotras mismas es sólo una estrategia de lo hombres para dividirnos y seguir siendo sus esclavas. Que la felicidad más grande es vernos y sentirnos cómplices.

En fin, en realidad sólo quería saludarte. Quiero decirte que te pensamos, que Lázaro está bien (Parece que los que regresan de la muerte vuelven con más hambre, porque Dios ¡que come ese hombre!) Pero cada día busca la manera de hablar de vos con los del pueblo. Siempre le recuerdo que Vos no sos un profeta, sino que sos el Hijo de Dios. Inclusive se lo recuerdo a esos hombres que andan hablando de mí. Pero quien sabe, parece que sólo yo y algunas mujeres saben tu verdadera identidad.  Recuerdo la primera vez que te lo dije y vos me guiñaste el ojo y pusiste tu dedo en tus labios, siempre sonrientes, “pero no se lo digas a nadie”. 

¿Cómo estás de dinero, de ropa? He mandado algunas cosas que he comprado con María Magdalena y con las demás mujeres hemos estado recolectando más dinero para tus viajes y las comidas. Te pido que no te fíes de Judas Iscariote, me da mala espina. La vez pasada cuando le pedí cuentas de tus gastos y le pedí recibo, me dijo que se les habían perdido. Pero estaba pronto a pedirme más dinero, porque ya no les alcanzaba.

Jesús, cuídate, hay mucha gente que no entiende tu misión. Lloro cada vez que pienso que vas a morir en esa cruz, pero recuerdo tus palabras en aquella montaña, consolándonos. A pesar de que yo estaba lejos en la ladera acomodando las cestas, porque como mujeres sólo podíamos estar con los niños y niñas, tu voz siempre llegaba a través del viento y era cálida y al mismo tiempo fuerte. Era como un rayo de luz tibia que alumbraba mi alma.

Jesús, amigo mío, recordá que siempre tendrás una casa limpia, un fogón y unas mujeres esperándote para tener largas conversaciones hasta la noche.

María te envía besos. (Dice que está escribiendo una canción para vos. ¡Ay esa muchacha nunca aprende, pero ahí la dejo).

 

Con cariño,

Marta

Wendy Vado

Wendy Vado (34) Nicaragüense. Estudió filología y comunicación social en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Le gusta escribir y Read More

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