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¡Gracias a Dios! Encuentro 4, Guías Para Encuentros de Reflexión Comunitaria

El Dr. Tony Brun, teólogo, profesor y escritor ofrece la siguiente serie de estudio bíblico para ser coleccionada: Guías Para Encuentros de Reflexión Comunitaria. Esta es la cuarta parte de la serie, con la esperanza que la disfruten, les sirva de recurso en el ministerio y que sea de gran provecho para todos los lectores. –Marco Güete

 Introducción

Hay lirios que florecen en las charcas de lodo. Son los más blancos, y a la vez, incontaminados. Decir “¡gracias a Dios!” es confesar que no todo está perdido en la humanidad ni en el mundo. “Gracias a Dios” confiesa que no todo es fatalidad sino que – a pesar del lodo – persiste un núcleo bueno e intocado capaz de rescatarse, capaz de salvarse. Para la tradición cristiana, esto es la gracia divina, porque Dios transforma lo viejo en nuevo, el lamento en baile. Para tradición budista tibetana, esto es la bondad original o fundamental, la naturaleza innata y buena del ser humano. En sintonía con estas tradiciones encontramos que varios anabautistas del siglo XVI afirmaban como Baltasar Hubmaier (1526) que “la imagen de Dios no está completamente borrada en nosotros”.[1]

La gracia es encuentro, apertura, liberación y libertad. Pero va siempre acompañada de una amenaza: la des-gracia. Todo lo recto se puede torcer. Puede darse el des-encuentro, la cerrazón y el rechazo. Gracia y des-gracia son posibilidades para la libertad humana. Es un misterio indescifrable para la razón analítica. La gracia es pura luz que todo lo aclara. La des-gracia es pura tiniebla que carece de toda racionalidad.

En la vida y mientras la vivimos, la gracia va unida a la posibilidad de des-gracia. El ser humano es un ser a-graciado. Pero también siempre expuesto a ser un des-graciado. Su propia y libre libertad le expone a emerger como un lirio a partir del lodo; o bien, a perderse hundiéndose en el lodo, sin jamás volver a florecer.

“Todo hombre es Adán, todo hombre es Cristo”, decía San Agustín. Mientras transcurre el peregrinar de la vida humana, esta es profundamente ambigua. Leonardo Boff, teólogo brasileño señala: “Ni la gracia divina abandonó definitivamente el mundo, ni el mal se apoderó enteramente de la humanidad”.[2]

Pero hemos de reconocer que desde el absurdo e injusto sufrimiento que dilacera el mundo, – las víctimas inocentes que cobran los terremotos, huracanes, etc. así como también las horrendas salas de tortura y los campos de concentración, el hambre endémico de los millones de niños y niñas, etc. – hace emerger la experiencia de la des-gracia conduciendo esta al escepticismo y nihilismo de muchos sobre un Ser bondadoso.

Decir “gracias a Dios” apunta a una apertura más allá, y hace sentir la experiencia de ser a-graciado.  Confesar cotidianamente “gracias a Dios” y vivir con conciencia de la gratuidad divina, es salir del ensimismamiento, salir del egoísmo, salir de la des-gracia.

El texto de la vida de este Encuentro 4, viene de los antiguos pueblos profundos de México. Concretamente de Oaxaca que es uno de los estados mexicanos con más diversidad cultural y étnica.  Este texto expresa – en nuestra opinión – la a-graciada experiencia de venir a la vida,

pero también experiencia la des-gracia de la cerrazón y el rechazo, y finalmente la experiencia de la gracia, que en la teología cristiana se reconoce como la misma presencia de Dios.

ENCUENTRO 4. ¡GRACIAS A DIOS!

PARTE 1. Texto de la Vida

  1. Cuando bajaron las aguas del Diluvio, era un lodazal el valle de Oaxaca. Un puñado de barro cobró vida y caminó. Muy despacito camino la tortuga. Iba con el cuello estirado y los ojos muy abiertos, descubriendo el mundo que el sol hacía renacer.
  1. En un lugar que apestaba, la tortuga vio al zopilote devorando cadáveres.
  • Llévame al cielo – le rogó. Quiero conocer a Dios.

Mucho se hizo rogar el zopilote. Pues estaban muy sabrosos los muertos. La cabeza de la tortuga se asomaba para suplicar y volvía a meterse bajo el caparazón, porque no soportaba el hedor.

  • Tú, que tienes alas, llévame… – mendigaba.

Harto de la pedigüeña, el zopilote abrió sus enormes alas negras y emprendió el vuelo con l tortuga a la espalda.

  1. Iba atravesando nubes y la tortuga, escondida la cabeza, se quejaba:
  • ¡Qué feo hueles!

El zopilote se hacía el sordo.

  • ¡Qué olor a podrido! – repetía la tortuga

Y así continuó, hasta que el pajarraco perdió su última paciencia, se inclinó bruscamente… y la arrojó a tierra.

  1. Dios bajó del cielo y juntó los pedacitos.

En el caparazón se le ven los remiendos. Muy despacito sigue caminando la tortuga, descubriendo el mundo.

Leamos todo el texto de la vida para comprenderlo en su totalidad.

  1. ¿Qué sentimientos o pensamientos te inspiran las acciones del zopilote y la tortuga? ¿Cuál te simpatiza más? ¿Por qué?

Comprendemos al zopilote, ya que su pérdida de paciencia parecería justificada. Quizás, ¡cualquiera de nosotros hubiéramos hecho lo mismo! Pero concentrémonos en la tortuga. Ella pasa por cuatro momentos distintos en el relato.

  1. Observemos el primer momento en la vida de la tortuga. Verso 1.

Podemos relacionar el momento de “…cobró vida y caminó” como una experiencia a-graciada, de recibir gracia.

  • ¿De dónde salió la tortuga? ¿Cuál es su origen?
  • ¿Qué iba haciendo?
  • Hay tres cosas que le eran necesarias para ir “descubriendo el mundo”, ¿cuáles son?
  • ¿Qué significado tiene para nosotros: “Muy despacito caminó…con los ojos muy abiertos”?
  • ¿Cómo podemos cultivar mejor la capacidad de “ver” la realidad, para luego “hablar” a partir de la realidad? ¿Qué ideas podemos compartir que nos ayudan a desarrollar mejor la capacidad de observación de la vida?
  1. Observemos el segundo momento en la vida de la tortuga. Verso 2.

La tortuga aun sigue viendo el mundo, y observa ya no la presencia de la gracia, sino la realidad de la des-gracia.

  • ¿Cómo es ahora la realidad que vio la tortuga? ¿Por qué?
  • Ante la fea realidad, ¿cuál es el deseo de la tortuga?
  • Podemos interpretar que es un deseo religioso, “conocer a Dios”, quiere decir religarse con Dios. Esto es la razón de ser de toda religión teísta.
  • Pero también podría ser un afán de escapar, “llévame al cielo”, quiere decir salirse del mundo.
  • Incluso, ¡las dos cosas juntas! Recurrir a un sentimiento o experimento religioso como medio de escape o refugio es un mecanismo común.
  • No pocas veces las iglesias mismas contribuyen a este escapismo del mundo. ¿Podemos dar unos ejemplos de esto?
  • ¿Por qué no nos parece bien el afán de escaparse del mundo?
  • La tortuga no creía poder encontrar a Dios en el mundo. No creía en la posibilidad de la gracia en el mundo de la des-gracia (“lugar que apesta”, “donde hay cadáveres”, etc). La tortuga se pasa metida en su caparazón. Sólo se asoma “para suplicar”, para pedir que se cumpla su deseo. Pero luego, volvía a meterse bajo el caparazón.

¿Esta actitud de la tortuga se parece a algunas iglesias? ¿Por qué?

  1. Observemos el tercer momento en la vida de la tortuga. Verso 3.

En este momento, la des-gracia como rechazo, cerrazón y prejuicio está en la propia experiencia de la tortuga. Ya no es un ser a-graciado, sino des-graciado.

  • La insensatez de la tortuga va en aumento. ¿Cuál es su actitud aquí?
  • ¿Qué significado tiene para nosotros la frase: “…la tortuga escondida, se quejaba”?
  • ¿Cómo finaliza este tercer momento en la vida de la tortuga?
  • ¿Ella es responsable? ¿O es víctima? ¿O ambas cosas? ¿Por qué?
  • Este resultado – la caída – ¿se asemeja a alguna experiencia en tu vida, cuando caíste por tu propia responsabilidad, o como víctima de otros, o por ambas cosas a la misma vez?
  1. Observemos el cuarto momento en la vida de la tortuga. Verso 4.

No todo está perdido. La crisis de la caída puede ser también una oportunidad. “Si te caes siete veces, levántate ocho”, decía un padre del desierto en la iglesia antigua. La des-gracia no tiene porqué ser el final. La experiencia de la gracia todavía es posible.

  • ¿Qué sentimientos o pensamientos te inspira este final?
  • ¿Qué cosas hizo Dios? ¿Qué imagen de Dios tenemos aquí? Leer Lucas 15:20.

Observemos el sentido figurado o metafórico de la progresión en la acción divina con la tortuga:

  • Dios bajó
  • Dios bajó (fue a su encuentro) y le restauró
  • Dios bajó, la restauró para que siga caminando
  • Dios bajó, la restauró, para que siga caminando, descubriendo el mundo.

Dios desciende, esto es, se inclina para acompañarnos y despertarnos de nuestra insensatez y confusión, y restaurarnos del daño que causamos por tales actitudes y acciones. Se inclina y recompone la vida. No nos deja con los pedazos, nos junta y nos restaura. “Juntad los pedazos que no se pierdan” dijo Jesús de Nazaret.

Y otra vez nos pone en el camino de la vida para que sigamos descubriendo el mundo que renace ante nosotros. Y quizás, descubriendo el mundo – a pesar de su des-gracia – descubrimos también la gracia, esto es la presencia divina.

PARTE 2. Textos de la Biblia

  1. Leamos todo el texto bíblico en el Salmo 69:1-3, 5-6 y 13.
  2. ¿En qué aspectos se parece el testimonio del salmista al texto de la vida de la primera parte
  3. Observemos los versículos 1 al 3.
    • ¿Cuál es la petición o el clamor del salmista?
    • Luego, el salmista da ocho motivos por los cuales clama “¡sálvame, oh Dios!”. ¿Cuáles son esas ocho razones?
    • ¿Cuál de esas ocho imágenes simboliza con más exactitud, alguna experiencia de angustia que hayas vivido? ¿Por qué? ¿Cuáles eran tus sentimientos? Compartir libremente.
  4. El salmista no sólo ruega por la liberación. Los versículos 5 y 6 reflejan dos características de su arrepentimiento. ¿Cuáles son?
  5. ¿Por qué estos dos versículos son característicos del arrepentimiento?
    • Comparemos el versículo 5 con Génesis 3:12. ¿En qué difieren?
    • ¿Por quiénes se preocupa el salmista en el versículo 6?
    • Comparemos el versículo 6 con Romanos 14:13. ¿En qué se asemejan?
  6. En el versículo 13, el salmista nuevamente expresa su clamor: “Pero yo, Señor, a ti clamo”. Se dirige a Dios con tres expresiones y con tres peticiones similares. ¿Cuáles son?
  7. Leamos ahora el Salmo 40:1-2.
    • Es una experiencia similar, sólo que aquí se señala la acción o intervención de Dios. Con cinco verbos el salmista testifica de la acción de Dios. ¿Cuáles son estos verbos que indican la acción divina?
    • ¿Cuál es la frase o imagen que más te gusta? ¿Por qué?
    • ¿En qué se parece esta acción de Dios a la que encontramos en el mito indígena que colocamos como Texto de la Vida? (vers.4)
  8. Hagamos una lista de cosas que hemos aprendido en este Encuentro. ¿Qué haremos para poner en práctica lo que reflexionamos, y especialmente, para imitar la acción de Dios que leímos en ambas revelaciones (la Vida y la Biblia)?

[1] Friedmann, Robert: Teología del Anabautismo (CLARA-Semilla: Guatemala 1998) pág.46

2 Boff, Leonardo: Gracia y Liberación del Hombre (Ed. Cristiandad: Madrid 1978) pág. 203

Para Mayor Información

Puede comunicarse con Marco Güete, Director de Ministerios Hispanos para la Educación Pastoral y de Liderazgo de la Agencia Menonita de Educación Marcog@MennoniteEducation.org

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