Aprendiendo a respirar

Foto tomado por Wendy Vado.

Hace poco comentaba con un grupo de amigas no sólo los estragos económicos, sino también emocionales y psicológicos que suponen las nuevas realidades que estamos viviendo. En medio de segundas olas de COVID-19 que siguen llevándose a nuestros seres queridos y sumando las  sequías y huracanes sufridos en los últimos meses, el desgaste emocional es palpable. Según datos de las Naciones Unidas, “la crisis económica causada por el COVID-19 y daños de eventos climáticos extremos han hecho que ocho millones de personas en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua pasen hambre, frente a los 2,2 millones de 2018”

Creo que todos hemos pasado por la etapa de “podemos hacer esto” pero hemos terminado diciendo “¿hasta cuándo Dios?”. Esas quejas que se multiplican por nuestro alrededor convirtiendose en lamentos de enfermedad y muerte no son fáciles de llevar y quizás eso es lo primero que tenemos que comprender: ¡Nada de esto es normal y estoy haciendo lo mejor que puedo! El reconocer esto me ha ayudado mucho a ser paciente conmigo misma, más amable. Justamente porque nuestro cerebro está tratando de ponernos en una situación de “normalidad” cuando nuestro corazón y nuestro cuerpo sabe que estamos lejos de alcanzarla. Estamos en una realidad de peligro y peligro de muerte. Es obvio que todo esto desemboque en tristeza, ansiedad y ataques de pánico. ¡Sí, ataques de pánico!

Parecieran tan lejanas y fuertes estas palabras, hasta que experimentas uno.  Yo sentí  que algo no iba bien en mi cuerpo me dió ansiedad, lo que produjo un episodio fuerte de taquicardia, dolor de cabeza y el miedo terrorífico que me moría. Todo eso en cuestión de unos minutos. Un ataque de pánico consiste en eso, según el portal mediplus “ un tipo de trastorno de ansiedad en el cual usted tiene ataques repetitivos de intenso miedo de que algo malo va a ocurrir”

 Algunos pensaran ¡que dramática!, pero la verdad es que,  si te expones al cúmulo de información que yo, recibiendo noticias tristes de personas desplomadas en las calles y alertas de los nuevos síntomas del coronavirus que no podemos dejar de pasar desapercibidos, bueno, vos y yo somos candidatas y candidatos para tener un ataque de pánico. ¿Y  eso está mal? ¿Es tener poca fe? ¿Es muestra de poca entereza, o de una débil salud mental? Todas estas preguntas vinieron a mi mente a manera de culpa. Culpa por no ser lo suficientemente fuerte. ¿Pero realmente tenemos que serlo? O más bien, ¿realmente tenemos que aparentarlo? Creo que la respuesta es ¡no!

Como una muy buena amiga dijo, se trata de aprender inclusive a respirar. Y sí, se trata de re-aprender de nuestro cuerpo, de nuestras emociones, de nuestra mente, y el poder concebirlo en nuevas realidades y pensar que nuestro ritmo no tiene que compararse con ningún otro. Sólo el ritmo que amablemente nuestro corazón bombea cada microsegundo para decirnos que estamos aquí hoy y eso es más que suficiente.

También me ha ayudado mucho el hacer ejercicio: salir a correr, escuchar música. Ser honesta con mis pensamientos y sentimientos y compartirlo con mis amistades. Esto ha sido catártico y esperanzador. Pero todos siguen la misma linea: detenernos, pausar lo que estamos haciendo y respirar profundo. Sentir nuestro cuerpo cuando inhala y cuando exhala, una, dos, tres veces, las que sean necesarias, para que sepas que estás aquí en el hoy, en el presente.

Y por supuesto  depositar en las manos de Dios mi vida, mi cansancio, mi tristeza y recordar que Dios está conmigo.

Leonardo Boff en su reflexión para el viernes santo de esta semana decía que el Cristo seguía estando presente con los que sufren en una cama de UCI, los que lloran sus muertos, los que migran, los que son víctimas de injusticias. Yo también lo creo, creo en el Jesús que se duele con nuestro dolor, nuestras aflicciones y que nos acompaña en este mundo de aflicciones y nos brinda cada día, la oportunidad de aprender a respirar.

Wendy Vado

Wendy Vado (34) Nicaragüense. Estudió filología y comunicación social en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Le gusta escribir y Read More

Sign up to our newsletter for important updates and news!