Dios es un Dios que nos Envía.
Dios ama al mundo y envió a su Hijo al mundo no para condenación sino para salvación del mundo.
En círculos eclesiales solemos olvidar esta noción obvia de que el objeto del amor y propósito redentivo de Dios no es la Iglesia, sino el mundo. Dios busca salvar al mundo del pecado, la injusticia y el mal. Dios envió a Jesús al mundo para liberarlo de la oscuridad y para ofrecer vida abundante.
Jesús invita a su pueblo a una nueva vida que los une para formar comunidades de discípulos que a su vez son enviados al mundo.
El Jesús resucitado envía a sus amigos a un mundo quebrantado y herido para que continúen con su obra. Jesús llama y transforma a su pueblo, los une en un lazo como hermanas y hermanos que se aman mutuamente y comparten sus vidas en comunidad de gracia, paz y gozo. Dichas comunidades son testigos del Nuevo orden de Dios donde Jesús reina como Senior, en medio de orden que se derrumba a causa del pecado, la injusticia y la dominación. Los seguidores de Jesús llevan adelante esta tarea con un gran sentido de humildad, sin olvidar que la iglesia es una comunidad de pecadores redimidos por la gracia de Dios.
Confiamos en el liderazgo del Espíritu Santo para formar, guiar y sostener a estas comunidades misionales
El Cristo resucitado envía a sus discípulos y los unge con el Espíritu Santo. Las comunidades misionales no se forman por el mero esfuerzo humano, al contrario dejan el Espíritu de Dios los empodere, las instruya, la guie y las sostenga.
Las comunidades visibles del Reino son la estrategia preferida de Dios para traer sanidad y esperanza a cada persona y al mundo
Los cristianos comparten la misión de Dios de diversas formas. A modo de ejemplo: consejería matrimonial, buena predicación, cartas para apoyar campañas y actos de compasión, etc. Pero sin lugar a dudas la estrategia fundamental que usa Dios para impactar al mundo es por medio del nacimiento y desarrollo de comunidades del reino. Como levadura en la masa, estas comunidades permean y transforman el mundo que las rodean. Es por medio de la iglesia que Dios ha dado a conocer el plan de reconciliación de Dios a las personas y a los sistemas de este mundo (Ef. 1:10, 3:10)
Las comunidades del Reino se encarnan en su realidad: En Jesús, el verbo se hizo carne y hábito entre nosotros. Asimismo, las comunidades centradas en Jesús se involucran profundamente por medio del relacionamiento con sus vecinos. Las nuevas Iglesias que se inician no solo proclaman las buenas nuevas, ellas mismas son las buenas nuevas. Las nuevas Iglesias encarnan el reino de Dios por medio de prácticas como: la ayuda mutual, el amor a los enemigos, y el liderazgo servicial. Esto llevara a las nuevas Iglesias a lugares donde el pecado, el odio, la pobreza, la alienación y la opresión esperan por la redención.
Las Comunidades del Reino se comprometen en su contexto con las Buenas Nuevas de Jesucristo: Por definición, los contextos sociales, culturales y geográficos son diversos. Los plantadores de Iglesias son estudiosos de su cultura y estar dispuestos a aprender “el idioma particular” de su entorno. Las comunidades de fe se amoldan, actúan y se ven diferentes en contextos diferentes. Como apóstoles enviados al mundo, nos involucramos en nuestros cambiantes contextos con el evangelio integral de Jesucristo de forma relevante y creativa.
Al entrar a nuevas situaciones, los plantadores de Iglesias prestan atención a lo que Dios esta hacienda en dicho lugar. Esto incluye la posibilidad de conectarse con comunidades existentes con un espíritu de apertura y caridad. Nos mueve un deseo de relacionamiento y apertura a la cooperación de la obra del reino de Dios.
Las comunidades del Reino dan testimonio del poder transformador de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo: Jesús empodera a los pecadores para llegar a ser hijos/as de Dios y participes de un Nuevo orden spiritual y social. Por medio de la palabra y las obras, los miembros de este cuerpo comunican las nuevas posibilidades de Dios con poder y convicción. Por medio de la comunidad Cristian, tanto nosotros como nuestros prójimos tenemos la posibilidad de encontrarnos con el Cristo viviente, quien nos ama, nos perdona y sigue transformándonos.
Las comunidades del Reino hacen discípulos y continúan la obra de Cristo en su contexto: Las comunidades centradas y moldeadas en Cristo forman persona que se parecen a Cristo. Al permanecer en Cristo practican el perdón de los pecados, el partimiento del pan, el amor a los enemigos ejemplados por Jesús, su Salvador y Senior. Invitan a otros a unirse a ellos para formar comunidades de fe. Las nuevas Iglesias buscan el bienestar de las ciudades/pueblos donde fueron plantadas y buscan bendecir a su comunidad.
La Iglesia equipa al pueblo de Dios para Iniciar comunidades del Reino.
Esto implica:
Un llamado a los plantadores de Iglesias y una evaluación de su llamado: Los plantadores de Iglesias sienten un llamado a unirse al liderazgo del Espíritu en la formación de nuevas comunidades de fe. Los que responden a este llamado son evaluados y confirmados por sus comunidades de fe y por las congregaciones auspiciantes. Los líderes llamados a iniciar nuevas comunidades de fe se muestran dispuestos a asumir riesgos y a asumir sacrificios implícitos a su llamado.
La Practica de disciplinas espirituales y la continua reflexión teológica: Los plantadores de Iglesias se comprometen a crecer en su fe personal por medio de la oración, el estudio bíblico y el apoyo spiritual mutuo. La tarea de iniciar una nueva obra la puede llevar adelante aquellos que tienen diferentes niveles de educación teológica. La educación y el entrenamiento continuo amplían el entendimiento de la obra reconciliadora de Dios en el mundo, fortalece las habilidades personales y profundiza la confianza en la obra transformadora del Espíritu Santo.
Trabajo en Equipo: Animamos a los plantadores a formar equipos de trabajo con otros colaboradores en la obra. Un equipo efectivo reúne a personas con diferentes capacidades y trasfondos. Las congregaciones que permanecen y son vibrantes que reflejan el Espíritu de Cristo, son generalmente lideradas por un equipo de liderazgo con diferentes roles antes que confiar en la figura personalista de un líder carismático y controlados. El desarrollo y crecimiento del equipo fortalece a la comunidad de discernimiento spiritual y la hace crecer en medio de las diferencias y los conflictos que se dan naturalmente.
Con-sociedades y responsabilidad mutual: Las nuevas obras van encontrando su lugar en el cuerpo de Cristo que va más allá de ellas, esto es fundamental para recibir apoyo y dar cuentas unos a otros. Dichas comunidades y sus líderes mantienen relaciones “aceitadas” con las Iglesias locales, conferencias regionales, agencias misioneras y personal denominacional. Las con-sociedades estratégicas incrementan las posibilidades de mejoras y proveen oportunidades de beneficio mutuo en el desarrollo de la visión del Reino de Dios.
Estas convicciones compartidas surgieron como resultado de conversaciones en torno a la plantación de Iglesias durante la reunión del Concilio de Líderes del Otoño del 2013 de la Iglesia Menonita de EEUU. A partir de estas conversaciones fueron consultados ministros de conferencias, plantadores, mentores, personal de agencias misioneras y la denominación en una participación activa en la redacción y edición de estos compromisos.
Have a comment on this story? Write to the editors. Include your full name, city and state. Selected comments will be edited for publication in print or online.