Desarraigados

Foto por Comisión de Acción Social Menonita (CASM). Foto por Comisión de Acción Social Menonita (CASM).

Hablar de migración en Centroamérica, se ha convertido, tristemente en el pan de todos los días. Desde las caravanas, en su forma más visible, en Honduras, hasta los viajes de grupos o individuales de personas en Nicaragua para buscar mejores oportunidades para los hijos, madres, y familiares que quedan atrás.  En esta tragedia humana en la que también todos los días escuchamos historias de personas desaparecidas o asesinadas, ya sea por los carteles, o ahogadas en el rio bravo, tratando de cruzarlo, una de las preguntas que surgen siempre es: ¿por qué arriesgar la vida de esta manera? Con esta pregunta en mente me acerco al programa de migrantes retornados de la organización Comisión de Acción Social Menonita (CASM) quienes atienden a las miles y miles de personas que son deportadas de Estados Unidos, mayoritariamente, y regresan a sus hogares emocionalmente y físicamente desgastados.

María Isabel Reyes labora en la Comisión de Acción Social Menonita (CASM) desde el año 2016. Se desempeña como coordinadora del área de atención psicológica del Programa Apoyo a Migrantes. Abigail Balderramos labora en CASM desde hace 3 años y se desempeña como psicóloga de campo atendiendo a niños y jóvenes migrantes en el proceso de recuperación psicoemocional, específicamente en el proyecto de reintegración familiar, apoyando a familias que requieren ayuda en los procesos de recepción de menores. Ambas han atendido a un sin número de personas en movilidad humana, el término que se utiliza ahora para describir a la migración forzada. Ellas me comentan que las situaciones que expulsan a personas y familias enteras no solamente pueden pasar por el análisis económico, sino que para ellas la migración tiene un componente más profundo que ahonda en las percepciones que tenemos de interpretar nuestra historia, nuestro contexto, nuestras familias y nuestro valor como ser humano.

“Sin duda, no podemos obviar que lo que generalmente se dice en torno a la migración, sobre un estado fallido que fracasa en garantizar los derechos humanos básicos a sus ciudadanos, como alimentación, trabajo, seguridad, hace que la movilidad humana, presente las características de una expulsión, más que es una opción, para las personas. Pero también, como CASM, nos hemos dado a la tarea de profundizar un poco más, sobre lo que realmente pasa en la mente y corazón de una familia que decide migrar”. Es así entonces que, para María Isabel y Abigail, la migración tiene muchas aristas y también raíces complejas que apuntan a un vacío no sólo de condiciones económicas, sino también existenciales.

“Creo que de alguna manera se nos ha vendido esta historia del sueño americano, y está muy interiorizado en nuestra psique. Pareciera que todo desaparecerá una vez que alcancemos ciertos estándares de vida. La vida que nos venden en las películas, en la tv, de que así es como debería funcionar una sociedad, estos son los valores que deberían normar”.  Para María Isabel y Abigail el estado no sólo falla en asegurar los derechos básicos, sino también en fortalecer los vínculos de arraigo de las familias, en la identidad y valores, que además están cruzados con temas tan sensibles como es la educación en género. La violencia hacia las mujeres se ha traducido en altas cifras de femicidio. Sólo en el 2021 se registró la muerte de una mujer por día en Honduras. Según datos del CONADEH, muchas mujeres no sólo huyen por buscar un mejor trabajo, sino también por una pareja abusiva y cuya violencia se expande en todas las familias, haciendo que los ciclos de violencia se perpetúen, dando raíz a las expresiones más violentas, como son los carteles y los grupos juveniles delincuenciales, comúnmente conocidos como las Maras.  Grupos que son más comunes en Guatemala, Honduras y El Salvador, en el llamado Triangulo del Norte.

Ante esta situación CASM plantea una búsqueda integral de soluciones que brinden apoyo en quizás una de las áreas menos olvidada en esta tragedia. El lado humano, el lazo psicoafectivo y emocional que nos lleva a encontrar los propósitos en nuestra vida. Esta búsqueda de propósito, que es distinta para cada persona, debe ser también un esfuerzo compartido entre iglesia, estado, familia y escuela. Es por eso por lo que para ambas el trabajo que realiza CASM, dándoles atención psicológica a los y las migrantes retornados es clave en la recuperación de la familia, sanidad interior  y quizás en el futuro empezar a construir su propio sueño.

Wendy Vado

Wendy Vado (34) Nicaragüense. Estudió filología y comunicación social en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Le gusta escribir y Read More

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