Iglesia Menonita Iquitos: Una Misión de Fe

El pastor Juan Carlos Moreno compartiendo con algunos adolescentes de la sede de Rumococha. Foto tomada por: Grecia Meléndez. El pastor Juan Carlos Moreno compartiendo con algunos adolescentes de la sede de Rumococha. Foto tomada por: Grecia Meléndez.

En el corazón de la selva Amazónica del Perú, entre la majestuosa vegetación rodeada de ríos que parecen sin fin, se encuentra la ciudad de Iquitos. Una ciudad alejada de la metrópolis del Perú, pero muy cerca de una riqueza sin igual, la selva.

Para llegar a Iquitos las rutas son aérea o fluvial. Carece de carreteras. Sin embargo, eso no desacredita el encanto de este lugar y que personas lleguen y se quieran quedar. Así pasó con los hermanos David y Juan Carlos Moreno, de nacionalidad colombiana, que hace ya más de 10 años viven en el corazón de la selva peruana.

Aunque la maravillosa vegetación sin igual y caudalosos ríos enamoran, lo que les hizo quedarse fue el llamado y el plan que Dios tenía para ellos de formar una iglesia en Iquitos y sembrar una semilla de fe.

La iniciativa de establecer una iglesia se fue formando luego de ver que el número de personas iba creciendo. Todo empezó en uno de los primeros viajes de misiones de David como parte de Juventud Con Una Misión (JUCUM), que es una entidad misionera. Empezó como misionero a la edad de 19 años y cuando tenía 20 años inició los viajes misioneros a Iquitos como parte de la iglesia Menonita de ciudad Berna de Bogotá, Colombia. Siendo misionero en Iquitos conoció a Ceci, su esposa, y comenzaron el ministerio de niños y niñas que hasta ahora continúa. En el proceso el grupo fue creciendo, los niños y niñas fueron trayendo a sus familias y David y su esposa se dieron cuenta que el ministerio no era solo proyecto con la niñez sino que se estaba transformando en una iglesia. Fue así que decidieron regresar a Colombia donde pidieron una cobertura más amplia, poco a poco las cosas se fueron dando y así fue que formaron lo que ahora es la Iglesia Cristiana Menonita de Iquitos.

La iglesia es parte del comité de Misiones, donde reciben cobertura espiritual al igual que la iglesia Menonita de ciudad Berna en Colombia, y han recibido visitas de la IMCOL (Iglesia Menonita de Colombia) y han podido conectar para que jóvenes de su iglesia puedan viajar de intercambio a otros países.

El pastor Juan Carlos, por otro lado, junto a su esposa Cielo, los dos nacidos en Colombia, llegaron a Iquitos luego de una invitación que le hace David su hermano en el 2011, cuando visita Colombia. Juan Carlos y Cielo deciden ir por un año a Iquitos y ayudar en el ministerio de los niños y niñas. Llegaron con la idea que era un proyecto a corto plazo, pero los planes de Dios eran otros. Volvieron a Colombia, vendieron todo y regresaron a Iquitos convirtiendo su visita en una estadía indefinida.

En el 2012 se empiezan a reunir como la iglesia Cristiana Menonita de Iquitos; con el ministerio de niños y niñas, jóvenes y sus familias. Juan Carlos se encarga del ministerio de jóvenes y el área de alabanza.

El trabajo ministerial con niños y niñas llega hasta los 12 años, no obstante, después de esa edad pueden seguir siendo parte del ministerio pero ya ayudando y compartiendo con los más pequeños y pequeñas del proyecto.

“Ha sido muy bueno también el hecho que algunos jóvenes han salido de intercambio o que han tenido la oportunidad de viajar a capacitaciones con la iglesia Menonita, así también los otros niños ven a los jóvenes que antes eran niños como ellos y son su motivación y ejemplo”, dice Juan Carlos.

El propósito es trabajar con los jóvenes que se sientan parte de la iglesia teniendo una conexión de trabajo social que se empieza a desarrollar desde que están pequeños y así llegar a jóvenes espiritualmente maduros e involucrados con las actividades y proyectos de la iglesia.

“Vemos la obra del Espíritu Santo en estos jóvenes que realmente han tomado un compromiso de fe”, agrega el pastor Juan Carlos.

 

El Ministerio de la Iglesia

“La iglesia no es que se abre y vienen los niños y jóvenes, sino que empezamos con el ministerio de niños, llevándoles comida y compartiendo con ellos, haciendo una obra social. Luego estos niños van trayendo a sus familias hasta que la misma comunidad nos invita a poder compartir con ellos”, comenta David Moreno. Es así como ahora tienen tres sedes alrededor de la ciudad de Iquitos:

Romococha, un poblado cerca de Iquitos, Monte de Sión, que son barrios marginados, e Isla Iquitos, que son barrios marginados también y una zona de mucha pobreza. Los fines de semana llevan comida, dan clases de enseñanza bíblica y al tener esa conexión con las familias, pueden conocer y poder ayudar en lo que necesitan, como alimentos, ropa, etc.

“Podemos ver cómo los niños van no solo por el plato de comida sino porque ahí sienten paz, se puede ver su fervor y agradecimiento al orar y adorar”, menciona el pastor Juan Carlos.

 

Tiempos de Pandemia

La pandemia ha afectado el ministerio. “A causa de la pandemia, muchos niños se quedaron sin estudios. Ahora que estamos volviendo a iniciar atendemos aproximadamente 250 niños, pero normalmente atendemos como 500 niños los fines de semana”, añade David. El ministerio es un trabajo que suple lo espiritual y lo material. David dice que “con el discipulado y acompañamiento de las familias de las diferentes sedes no sólo buscamos que conozcan a Dios, sino también poder ayudarles en las necesidades que tienen”.

Iquitos fue una de las ciudades que ha sido más afectada por el covid-19 en Perú, con muertes devastadoras y la falta de oxígeno en los hospitales. Por otra parte La Red Menonita de Misiones (Mennonite Mission Network) hizo una donación para poder ayudar a la Iglesia de Iquitos en estos tiempos de tantas necesidades a causa del COVID-19. Por su parte, Juan Carlos también nos comenta que muchos niños y niñas se han quedado sin terminar su año escolar porque no todos tienen acceso a la tecnología, además que el internet no tiene buena cobertura. Por otro lado, muchas personas han quedado sin trabajo. La iglesia también ha sido afectada con muchos enfermos y lamentablemente una hermana de la congregación falleció a causa del COVID-19. Sus servicios por ahora los realizan por Facebook y uno de sus enfoques ahora es que los niños puedan volver a retomar sus estudios.

 

Vivir por fe

Muchos de los proyectos de la iglesia inician sin ningún apoyo económico. Sin embargo, la fe de estos hermanos no desvanece en ningún momento. Ellos comentan que el Espíritu Santo les guía para empezar y desarrollar el proyecto aunque no haya presupuesto, y Dios les va mostrando el camino y abriendo puertas.

Un ejemplo de esto son los campamentos que tienen cada año, planean todas las actividades que tendrán, tienen la lista de jóvenes que asistirán, las personas que ayudarán en la cocina, pero no el dinero para llegar a cabo el campamento. Sin embargo, en el camino empiezan a llegar donaciones y ayuda para lo que haga falta.

 No solo el ministerio, pero también el vivir diario es un acto de fe. Como ejemplo, Juan Carlos cuenta del nacimiento de su hija y dice que, al estar aislado Iquitos con el resto del país, el sistema de salud no es muy bueno. Sin embargo, decidieron que su hija naciera en Iquitos. No tenían el dinero para el nacimiento, hasta que llegó el día del parto y todavía no contaban con el dinero para pagar la clínica. Sin embargo, esa noche Dios dispone en el corazón de un pastor misionero que por petición de oración de una joven se entera de la situación y va a la clínica para encontrar al pastor Juan Carlos y ofrecerle su ayuda diciendo que él se encargaría de todos los gastos de la clínica y si llegase a necesitar más, él lo cubriría. “Nos sentimos como la parábola del Buen Samaritano, alguien que ni siquiera conocíamos, nos tendió la mano”, añade Juan Carlos.

Por otro lado, David dice que para él y su esposa es muy importante caminar bajo la voluntad del Señor, saber que el Espíritu Santo los está guiando, así sea que salgan bien o mal las cosas.

 

Iquitos: Un lugar con mucho por hacer

Los pastores de la iglesia Menonita de Iquitos exhortan y animan a que voluntarios y voluntarias visiten y sean parte de la misión que están llevando a cabo. Una de las problemáticas de la selva es el desplazamiento de los indígenas a causa de las compañías petroleras que los obligan a dejar sus hogares e irse a la ciudad, donde terminan viviendo en los barrios marginales y con muchas necesidades, nos comenta el pastor David.

David y Juan Carlos dicen que los voluntarios y voluntarias están bienvenidos a corto o largo plazo, también cuentan en el proyecto con personas bilingües, para poder apoyar a voluntarios y voluntarias que no hablen el español. “Aquí estamos, existimos,” comenta David al hacer la invitación a visitar el ministerio, la comunidad y misión.

Todos sus proyectos y la misión que realiza la iglesia, lo pueden encontrar en Facebook,  y Youtube.

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