JUSTAPAZ Y LAS IGLESIAS SANTUARIOS DE PAZ

Foto de la Facebook de JustoPaz Foto de la Facebook de JustoPaz

La Asociación Cristiana para la Justicia, Paz y acción Noviolenta – Justapaz, es una organización de la iglesia Menonita de Colombia creada en 1990 con el fin de actuar en seguimiento a Jesucristo desde la identidad anabautista “con personas, iglesias y organizaciones civiles que buscan el ejercicio de una ciudadanía activa, y vivir en plenitud sus derechos aportando desde su ser y su quehacer en la construcción de una sociedad Justa, Noviolenta y en Paz” fragmento tomado en la descripción de Justapaz.org.

Los dos pilares en el quehacer de Justapaz son:

  1. Pacifismo: “nos inspiramos en la tradición pacífica e igualitaria que en el siglo XVI dieron vida a la iglesia Menonita” Justapaz.org.
  2. Democracia: “Somos una organización que valora la praxis comunitaria y de liderazgo horizontales hacia una amplia participación democrática” Justapaz.org.

En 16 Departamentos de Colombia, repartidos en 7 áreas específicas, Justapaz desarrolla un trabajo histórico en 6 áreas de trabajo:

  1. Construcción de Paz y Reconciliación
  2. Mujer, Paz y Justicia Ambiental,
  3. Noviolencia, Objeción de Conciencia y Prevención del Reclutamiento de Niños, Niñas, Jóvenes y Adolescentes,
  4. Comunicación para la Paz,
  5. Memoria Histórica, Derechos Humanos e Incidencia Política y
  6. Fortalecimiento Institucional.

IGLESIAS SANTUARIOS DE PAZ

Justapaz trabaja con iglesias cristianas evangélicas en zonas de conflicto armado, iglesias pequeñas de veredas. En estas zonas las iglesias tienen 30 a 40 personas. Estas iglesias son de agricultores, mineros artesanales, personas con un plan de vida muy vinculado con la ruralidad. El pastor de estas iglesias se ha preparado como líder de la iglesia, pero también hace parte de esta vida de trabajo, es el primer jornalero.

“Es bellísimo ver en sus cultos, muy pentecostales, llenos de cantos, alabanzas, cómo su pastor toma las imágenes del cultivo, del arado, de la minería, de ir al monte a cazar o a coger una planta de plátanos, y desde ahí hace su reflexión y su sermón, no será la gran exégesis, pero uno como hombre de fe ve una riqueza y profundidad en la manera como estos pastores que no tienen los grandes títulos, enlazan la vida de todos los días con la riqueza y profundidad del evangelio. Esto nos lleva a una sensibilidad especial frente a todo aquello que afecta esa vida comunitaria y rural” Martín Nates, director de Justapaz.

Cuando un grupo de campesinos ve la llegada de un grupo armado, 30 personas armadas con fúsil y vestidos con camuflados, quienes posiblemente eran campesinos e incluso sus vecinos, pero ahora vuelven maltratando a la comunidad, robando sus recursos, amenazando y matando, esto es una disrupción para la vida de la comunidad. Generan temor, angustia, se llevan la paz de la comunidad. La angustia es irónica y aterradora porque consiste en la expectativa de que tarde o temprano llegará o el ejército o el otro grupo armado.

“Ellos viven casi todos los días en constante conflicto. Puede llegar el otro grupo y llevarse a sus hijos reclutados. La angustia es que en medio de los combates pueden salir heridos o quedan confinados, encerrados en sus casas, a veces se han quedado encerrados en la iglesia mientras termina el combate. La gran angustia es que cuando pasan los grupos armados, viene el ejército y a veces estos campesinos y hermanos de Iglesia, son calificados de informantes” Martín Nates.

Esa vida de todos los días es muy difícil por diversos motivos: las economías frágiles del campo, las angustias del conflicto, el abandono estatal. Un campesino que siembra yuca en estas zonas, puede sacar varias toneladas, pero debe moverla a hombro de mula porque no hay carreteras y llegan al casco urbano y el costo es mínimo. Frente a esa economía que empobrece, los grupos armados les ofrecen a los campesinos, incluso a los hermanos de iglesia, la posibilidad de ir a la minería, de sembrar coca, y por las necesidades ellos terminan haciendo eso.

Justapaz trata de acompañar estas iglesias y ayudarles a encontrar parcelas de esperanza, primero entre lo pastoral y lo bíblico, la oportunidad de hablar de la esperanza, la vida comunitaria, la esperanza de la fe, educar a los niños en valores, prevenir el reclutamiento de los jóvenes, liderar trabajos con mujeres y hacer que veredas vecinas se junten y se fortalezcan las Juntas de Acción Comunal, que se creen procesos de agricultura comunitaria o, con la ayuda de Justapaz, estas personas se unan para ir y exigir en la alcaldía que se fortalezca la agricultura comunitaria.

“Es así como se va gestionando, es como si usted pudiera echar a rodar cuesta abajo una rueda de nieve y eso va creciendo porque va enlazando a más gente. Esa es la tarea de la levadura que Jean Paul Lederach nos enseña, la levadura hace crecer la masa y el día de mañana esa pequeña levadura se vuelve masa crítica, es decir, un conjunto de personas y agrupaciones con capacidad de transformar e influir en una política pública; por ejemplo: Tenemos el caso del Pacto Regional por la Paz, liderado por pastores, se juntan más de 40 organizaciones, y logran crear una propuesta llamada Los mínimos Humanitarios, que reunió en un mismo lugar a líderes de grupos como el Ejercito ELN (Ejército de Liberación Nacional) de extrema izquierda, las AGC (Autodefensas Gaitanistas de Colombia) de extrema derecha, con las Junta de Acción Comunal, para acordar mínimos de respeto en las comunidades basados en los mínimos como el respeto a la vida. La sede de esas charlas fue una de las iglesias con las que Justapaz trabaja hace años” Martín Nates.

Abordando diferentes áreas de ayuda, como lo son estas iglesias inmersas en lo más profundo del territorio nacional, o ya sea trabajando con mujeres líderes en sus iglesias y en sus comunidades, o con jóvenes objetores de conciencia y trabajadores por la paz; o ya sea desde una cabina radial en su área de Comunicación para la Paz, La Asociación Cristiana para la Justicia, Paz y Acción Noviolenta, responde al llamado profético de la iglesia Menonita en Colombia, respondiendo como ministerio al evangelio de la Paz y la Reconciliación, inspirados en el anabautismo, y actuando por amor a Dios y a nuestro prójimo.

Para el mes de agosto escribiremos con más detalle sobre qué es EL LLAMADO PROFÉTICO, y por qué la última edición, la número 14, es una edición histórica tanto para Justapaz como para la iglesia protestante de Colombia.  

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