Jessica Buller viajaba por los Estados Unidos a la mitad de su relato, con la misión de conocer lo conocido.
En ese momento yo la interrumpí y añadí otra historia a la charla sobre muros y puentes: En el muro más alto del barrio, el que habían construido para separar a las personas del campo, un día fui testigo de cómo los mismos guardias que disparaban a los intrusos intentaron escalarlo atraídos por el festejo que se escuchaba de este lado. Sintieron curiosidad.
Se mezclaban las historias pero hacían ritmo. Jessica estaba en búsqueda de respuestas, visitando y revisitando las iglesias en los Estados Unidos luego de muchos años sin vivir en su propio país y ahora con la tarea de ocupar un puesto de construcción de paz con el Comité Central Menonita (CCM). Descubriría fácilmente que en las iglesias de los Estados Unidos persistían los muros y la violencia.
No es una mala idea recorrer Colombia visitando los lugares donde han colgado un cuadro tejido con memorias del conflicto armado. Es una técnica traída de Europa, muy usada por los anabautistas, y que en países como Colombia ha sido usada para narrar las historias de guerra y de resistencia. En muchas iglesias, incluso en las oficinas del CCM en Bogotá se pueden ver ejemplares de este tipo.
En la oficina de Jessica cuelga uno que seguramente es adorado por sus dos hijos pequeños. Jessica les dice “pelaos”, en ese español colombiano aprendido hasta los pulmones. Vivió en la costa noroccidental del país, en Sincelejo Sucre y en los Montes de María, cuando vino primero por medio del programa Semilla y más tarde se quedó por otros años trabajando con comunidades e iglesias de base. El periodo en el que vivió y trabajó en la construcción de paz es vital para el presente de dicho país: se adelantaban las negociaciones de paz con la guerrilla de las FARC al tiempo en que se rearmaban los grupos paramilitares, y ella estaba en una zona de paso estratégico del narcotráfico.
“Trabajamos construyendo paz entre las comunidades porque en contactos de violencia las relaciones se rompen, mi lente fue de aprendizaje. Es importante encarnar las prácticas de paz en las que creemos, en ocasiones todo eso es teológico pero a veces es difícil llevarlo a la vida (…) construir puentes entre personas, ser ese ministerio de reconciliación a que Dios nos llama es importante”. (Jessica Buller)
En Colombia conoció a su esposo, aprendió a vivir entre jungla, ríos, mosquitos y el bochorno húmedo de la región, así como entre hermanos y hermanas de una iglesia que en medio de sus limitaciones trabajaban en la reconciliación, la construcción de paz puede tener muchos nombres. Ella se fue para Colombia con la sed de conocer experiencias donde la iglesia hiciera una labor de paz más notoria y en campo. Así fue por varios años hasta que se cayó de una moto y, en contra de su deseo, tuvo que volver a los Estados Unidos para cuidar de la recuperación de su pierna. Aquí fue donde aplicó a un puesto que salió del CCM llamado Educadora de Paz y fue escogida.
“En esa época pensé que tantos años en Colombia no sabía cómo traducir eso en los Estados, eran dos contextos distintos, llegué sintiéndome como pez fuera del agua porque llevaba ocho años fuera de aquí, entonces supe que debía escuchar a las iglesias”. (Jessica Buller)
Así fue que inició su tour por las iglesias de los Estados Unidos, preguntando a las iglesias: ¿Qué es para ustedes construcción de paz?
Era 2016, año electoral, Donald Trump era candidato y Jessica preguntando en las iglesias supo que el país estaba muy dividido, lleno de muros y pocos puentes, la gente le respondió: “nosotros ni podemos hablar con nuestros familiares”. Entonces Jessica comprendió que la construcción de paz era igualmente necesaria en su país. Comenzó a trabajar en la cartilla Prácticas Pacíficas, currículo para las iglesias que presenta bases de diálogos con distintos, a partir de recursos bíblicos y de sus experiencias en Colombia.
“Me dicen: ‘Pero Jessica no hay nada nuevo acá’, y yo les digo que eso es cierto, solo que lo he reunido, es lo mismo que como iglesia venimos trabajando por muchos años pero que sigue siendo importante estudiar”.
En Prácticas pacíficas encontraremos una fuente rica de aprendizaje en construcción de paz orientada al diálogo entre distintos. Está dividido en sesiones:
- Sesión 1: Hacer de la paz una práctica.
- Sesión 2: Curiosidad.
- Sesión 3: Descubrimiento.
- Sesión 4: Compromiso.
- Sesión 5: Diálogo.
- Sesión 6: Empatía.
- Sesión 7: Autenticidad.
- Sesión 8: Dignidad.
- Sesión 9: Transformación.
“Me parece que todas (las sesiones) son importantes, pero para mí un aprendizaje muy fuerte es la importancia de la curiosidad. Creo que muchas veces no valoramos la curiosidad e incluso creemos que es solo para los niñxs. Creo que la curiosidad es más importante sobre todo cuando hay muros que nos limitan a ver, pero es la curiosidad lo que nos lleva a pensar ¿Qué hay del otro lado de ese muro? Ahora hay poca curiosidad, todos en nuestros campos y hemos perdidos esa curiosidad por lo que hay del otro lado. La curiosidad es importante para la construcción de paz, no perder la ÉTICA DE LA CURIOSIDAD, cuando nos humanizamos nos acercamos”. (Jessica Buller)
Las personas interesadas en acceder al material para sus congregaciones o vidas personales pueden seguir esta dirección: https://mcc.org/practicas-pacificas
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