En la década de 1950 debido a medidas económicas y sociales en Puerto Rico, surgió la Gran Migración hacia varias metrópolis en los EE. UU. Este fenómeno migratorio ha continuado durante las últimas décadas. Por otro lado, en los últimos años esta situación ha ido creciendo especialmente después de las tormentas Irma y María. Se estima que aproximadamente 120 mil puertorriqueños han salido de la isla. Sin embargo, también hay un creciente número de personas que llegan a la isla y vienen de países vecinos como Haití y República Dominicana. Frente a estas realidades, el Comité Central Menonita (CCM) coordinó un taller con el propósito de analizar junto a líderes, pastores y pastoras anabautistas, las realidades migratorias y cuál es el rol de la iglesia.
El tema de la hospitalidad y dar la bienvenida a personas extranjeras es un mandamiento bíblico. En el Antiguo Testamento encontramos la palabra ger (extranjero(a)) alrededor de 92 veces, con instrucciones puntuales de cómo recibir a quienes enfrentan la migración. Viendo la situación actual en la cual millones de personas se encuentran en estado de refugiadas, buscando asilo o migrantes, es imperativo que la iglesia busque formas de responder fielmente a este mandamiento.
Es así que tuvimos una charla con Jean Carlos Arce, Coordinador del CCM en Puerto Rico, quien tuvo la iniciativa del evento y con Saulo Padilla, Coordinador del programa Nacional de Educación de Migración en los Estados Unidos del CCM. Jean Carlos vivió muchos años en Los Ángeles como inmigrante, así que quiso compartir su experiencia la cual lo motivó a organizar este taller. El evento se realizó el pasado 18 y 19 de febrero del presente año con invitación a las dos denominaciones de Puerto Rico, Misión del Caribe y la Convención de las Iglesias Menonitas en Puerto Rico. En este taller participaron más de 10 iglesias, entre ellos 22 líderes que son parte de las convenciones invitadas. En el primer día se expuso la necesidad ¿qué es lo que está pasando con la inmigración?
Saulo Padilla nos comentó que una de las preguntas dentro del taller fue cuántos de los que estaban presentes han sido inmigrantes o tienen algún familiar que haya inmigrado a los Estados Unidos, de los cuales todos levantaron la mano. Continúa diciendo que “por una parte está la realidad de que cada vez hay más puertorriqueños y puertorriqueñas que emigran a los Estados Unidos y por otro lado está la migración de personas que entran de otras partes”.
“El puertorriqueño tiene la facilidad de ir y volver porque somos ciudadanos estadounidenses”, dice Jean Carlos Arce, pero el tema de inmigración conlleva mucho trauma y aunque nosotros como puertorriqueños y puertorriqueñas tengamos los papeles necesarios para hacerlo sin ningún miedo legal o de las autoridades, nos vamos a topar con un choque cultural, en realidad tantas cosas que es difícil adaptarse” añade. El cuento puertorriqueño, como lo llama él, es que el boricua sueña con volver, así pasen 40 años o más, sigue con la idea de algún día hacerlo y en realidad eso nunca pasa para muchos, así sea fácil como lo hacen ver, porque la entrada y salida es fácil pero la realidad es la que no deja que la estadía sea más que una visita a la isla del encanto.
En el desarrollo del evento se presentaron invitados como fue el padre Olin Pierre-Louis de Haití, quien expuso sobre los inmigrantes haitianos en Puerto Rico y de las raíces y causas históricas y actuales, del desplazamiento forzado en Haití y de la respuesta de la Iglesia Católica frente a este desafío. También se contó con la participación del Dr José Lee Burgos con una presentación basada en su libro sobre los chinos en Puerto Rico, y la presencia de esta comunidad en la isla durante el último siglo. Sin embargo, es una comunidad que sigue marginada o estigmatizada en la comunidad puertorriqueña. Por último, las sesiones del primer día se cerraron con la presentación de Esteban Reyes Manzano, un activista dominicano que ha vivido la mayor parte de su vida en Puerto Rico con su esposa puertorriqueña, y quien ha trabajado incansablemente en buscar mejoras en la legislación de derechos de los inmigrantes Dominicanos(as) en la isla.
Saulo Padilla agrega que durante la semana, el personal de CCM realizó visitas a diferentes entidades y organizaciones en la isla en las que fueron informados que alrededor de 10 mil Haitianos están en la isla, 120 mil a 140 mil dominicanos, 68 mil están legalmente en la isla y el resto son indocumentados. Pero son los haitianos los que tienen más problemas de integración en la comunidad puertorriqueña, el color de la piel y el idioma crean estas barreras. También hay muchos venezolanos que están entrando a Puerto Rico, buscando asilo. De igual manera, la comunidad china que desde los 1800s llegaron a la isla y aunque han pasado generaciones siendo parte de Puerto Rico y aunque su mano de obra fue instrumental en la construcción de carreteras y otros trabajos de mano de obra pesada, sin embargo, todavía no se sienten aceptados como Puertorriqueños siendo que han nacido y crecido en la isla. Todavía siguen siendo vistos como foráneos en la isla. Esta información fue corroborada durante las presentaciones de los expositores.
Por décadas las iglesias de Puerto Rico han visto el campo de misión en Haití y República Dominicana. Parte de este taller fue reflexionar y ver el campo de misión en las personas que están llegando a la isla. Según Jean Carlos, “viendo esta necesidad, aunque en tu iglesia no haya un extranjero, ¿existe la ayuda de la iglesia para esas personas que son extranjeras? Con esta iniciativa lo que buscamos es que las iglesias den ese apoyo y seguimiento para que estas personas puedan integrarse a la comunidad”.
En el segundo día se vio la migración y la biblia, entrelazando la biblia e historias de los mismos participantes. “De igual manera, hicimos un trabajo de estudio bíblico. Vimos las historias de la biblia desde un punto de vista de migración y pusimos un lente donde nos encontramos con la invitación a la hospitalidad y la centralidad de la persona extranjera en el texto bíblico”, añade Saulo Padilla.
A través de la biblia, Dios nos invita, aún más, nos da un mandamiento a ofrecer hospitalidad y nos dirige claramente a cómo debemos responder a este mandato de dar la bienvenida al extranjero. Desde los primeros libros de la Biblia hasta el Apocalipsis, Dios invita a la hospitalidad. Por ejemplo, en Éxodo 22:21, la invitación al pueblo hebreo es clara, “No maltrates ni oprimas a los extranjeros, pues también tú y tu pueblo fueron extranjeros en Egipto”. En el Nuevo Testamento encontramos a Jesús describiendo el juicio de las naciones basado en la hospitalidad, nos dice Saulo Padilla – “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento” (Mateo 25:35). Y en Hebreos nos encontramos la invitación directa a los miembros de la iglesia hacia la hospitalidad – “No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. (Hebreos 13:2)”.
“Queremos darle un seguimiento y seguir conectando con las iglesias para que esto no quede solo como un taller sino como una realidad que debe ser atendida como iglesia, hay un deseo por parte del CCM en darle un seguimiento y profundizar en el tema” concluye Jean Carlos Arce. Para finalizar, Saulo nos comenta que durante este año esperan tener otro evento, un campamento con jóvenes y hablar sobre este llamado a la iglesia, pero también añadiendo otros temas, como es el racismo, colonialismo, y la teología de la paz y la justicia.
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