Al otro lado del río Itaya y Amazonas, se encuentra la comunidad de La Isla, en Iquitos, Perú. Una comunidad de muy bajos recursos en la cual aún no hay luz eléctrica. Es una zona de mucha necesidad. Las familias viven de la pesca y cultivo. Durante esta época, habitantes de la comunidad aprovechan cruzar al otro lado del río, y van y venden plátano, yuca y pescado en un mercadito local. Cuando el río sube ya se complica un poco porque sólo venden pescado. No hay agua potable, a la gente le toca aprovechar cuando llega la lluvia, pero cuando eso no sucede, se complica. Compran agua para tomar y cocinar. Para lavar la ropa y bañarse utilizan el río.
Siendo una comunidad de tan bajos recursos, el material de construcción más usado es la madera, por lo cual un incendio puede ser catastrófico para una vivienda o edificio, tal como el incendio que ha dejado en cenizas el edificio de la Iglesia Menonita en la localidad. La comunidad no tiene bomberos, así que los habitantes tienen que combatir estos incidentes por su propia cuenta. Se cree que el incendio fue provocado por una vela que cayó y propagó el fuego, pero no se sabe realmente que fue lo que pasó, nos comenta el pastor Juan Carlos. Además del edificio de la iglesia Menonita, cinco viviendas fueron afectadas en sus alrededores. Lo último en quemarse fue el edificio de la iglesia. Una de las casas que queda al lado de la iglesia no alcanzó a quemarse. “Gracias a Dios, solo hubo pérdidas materiales, no hubo ninguna persona herida o que sufriera alguna quemadura”, dice el pastor Juan Carlos Moreno.
Las casas y edificios, incluyendo la iglesia, están construidas a un metro y medio de altura sobre el suelo como medida de protección, porque cuando el río crece durante la temporada de lluvia se inunda toda esa zona. El material altamente inflamable del cual se construyen las casas: madera y techos de hojas, hace que el fuego se propague muy rápidamente. Además, el día que sucedió el incendio, hubo mucho viento y contribuyó a que fuera difícil controlar el fuego rápidamente.
“Al otro día que fuimos sí fue bastante triste, pero aún así los niños nos recibieron con mucha alegría. Se quemó todo el material de trabajo con los niños, la estufa, las ollas, los platos, cucharas, vasos, sillas, los conos de los parlantes y los instrumentos. Ellos, los niños, estaban jugando entre las ruinas de toda la iglesia”, comenta el pastor Juan Carlos.
Ahora que los hermanos y hermanas están tratando de reconstruir, nos cuenta el pastor que “ha sido un proceso de conseguir poco a poco. Las bancas nosotros las hicimos para poder ahorrar costos. El templo lo construimos con mano de obra de nosotros mismos, todos aportamos, pero al ver que se perdió todo fue bastante triste.” Sin embargo, el enfoque no está solamente en reconstruir el templo, nos dice el pastor Juan Carlos, “ahora lo que nos preocupa y el objetivo que tenemos es ayudar a las familias que perdieron todo, esa es una de las necesidades inmediatas”.
Una de las personas que perdió todo durante el incendio fue una mujer que había dado a luz a su bebé dos noches antes del incendio. Ella iba para el hospital y el bebé nació en el bote, así que decidieron con su familia que ya no era necesario ir y se volvieron a la isla. Nos cuenta el hermano Juan Carlos que con las contribuciones que han podido conseguir, gracias a Dios, han podido ayudar a esta familia, se le ha conseguido una cunita para el bebé y ropa y han podido llevarles productos de la canasta básica. El gobierno hizo poner unas carpas, para que las familias puedan dormir ahí.
En este momento en la iglesia no hay nada todavía, pues el enfoque es poder ayudar a las personas más afectadas. Los hermanos de la iglesia Menonita tienen un proyecto de poder ayudar a reconstruir las casas de las familias que perdieron sus viviendas, por lo menos una parte habitacional. Las estructuras de las casas con piso de madera. Esto es algo que debe hacerse en los próximos meses, pues empieza a crecer el río a partir de diciembre entonces la gente ya no podrá estar en las carpas. Nos dice el pastor Juan Carlos que “quieren trabajar estos meses en eso antes que lleguen las lluvias para que las familias tengan un sitio para que cuando el río crezca no los inunde”.
“La iglesia está en contacto con la Red Menonita de Misiones (MMN), el objetivo primordial es la reconstrucción de las bases y columnas y si es posible los techos de las 5 casas de las familias que quedaron afectadas a causa del incendio; los pisos y columnas las queremos hacer con madera fuerte que aquí se llaman chungos, que resisten al agua; el piso tiene que ser de un metro y medio de altura para proteger cuando lleguen las lluvias y el agua empiece a subir, ya las paredes las familias pueden improvisar mientras con tablas o carpas, lo importante es que estas familias tengan cómo protegerse cuando el agua empiece a crecer”, agrega el pastor Juan Carlos.
Las iglesias de otras partes también están respondiendo a las necesidades. El pastor nos comenta que “en Colombia se abrió una cuenta para recaudar fondos de la IMCOL (Iglesia Cristiana Menonita de Colombia) y también a través de las redes sociales están buscando cómo gestionar ayuda”. Por ahora, para la comunidad el objetivo primordial es la reconstrucción y ayuda a las familias que perdieron todo, “ya más adelante veremos cómo reconstruiremos el templo”, agrega el pastor Juan Carlos.
Sin embargo, el incendio también ha tenido cosas positivas, pues dicen los hermanos que han visto la mano de Dios de muchas maneras. “Uno, nos ha permitido acercarnos más a las familias; de las cinco casas, tres son niños que asisten a la iglesia, pero sus familias van ocasionalmente, entonces esto nos ha permitido conocernos más, acercarnos más a las familias. Del grupo que bautizamos recientemente tres son personas de la isla”. El pastor dice que esto le ha permitido estar mucho más cerca de ellos. Además que la gente está muy dispuesta a que reinicien nuevamente. Las otras familias están ofreciendo sus casas para hacer reuniones.
De igual manera, el incendio ha atraído al gobierno. Nos dice el pastor que “el gobierno se ha acercado más a conocer y ver sus necesidades, porque es una zona olvidada. Es más, cuando sucedió había mucha gente que no sabía ni dónde era, a pesar de que está casi del centro de Iquitos cruzando el río al otro lado, pero casi nadie va por allá”. Ahora el gobierno ha puesto unos postes para la electricidad, entonces les ha dicho que les va a solucionar el tema de la luz. El pastor Juan Carlos nos comenta que en “medio de todo, la gente dice: bueno, Gloria a Dios, el Señor se ha glorificado en medio de toda esta situación y creemos que lo que vendrá será mucho mejor que lo que había”.
No cabe duda que la prioridad de la iglesia es similar a las prioridades de la iglesia primitiva en el libro de los Hechos 2:45-56: “compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad”. Una iglesia que ha decidido cubrir las necesidades básicas de la comunidad. Al concluir nos dice el pastor Juan Carlos que “de la iglesia lo que queremos es poder volver a reiniciar, volver a recuperar todo lo que perdimos en el incendio, estamos buscando estrategias para ver cómo podemos iniciar, quizás cocinar en otro lugar. Estamos viendo como hacer porque lo que queremos pronto es reiniciar con el ministerio de niños y jóvenes, y con los adultos, mirar cómo podemos reunirnos los domingos. La iglesia sigue con fe de que esto vendrá, pero por ahora el enfoque es en ayudar a la comunidad necesitada y sabemos que el Señor proveerá para construir un edificio nuevo para la iglesia”.
Si usted tiene interés en ayudar a esta comunidad, puede contactarse con La Red Menonita de Misiones para apoyar a la reconstrucción en la comunidad y del edificio de la iglesia. Cualquier aporte es bienvenido y será de bendición.
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