Noviembre, un mes en el que ya nos damos cuenta de que sí, que el año se fue. Si ese pensamiento no es suficiente, las ventas navideñas lo dejan más claro: “¡Si, ya llegamos a fin de año!: compra en oferta el arbolito y las lucecitas de navidad”.
Noviembre es un mes significativo en el tiempo. En varias zonas geográficas los arboles dejan caer sus hojas, anunciando un nuevo ciclo. En mi país, en el trópico esto no es tan sentido, pero si se puede notar que la naturaleza empieza a cambiar. En el trópico significa mucha lluvia y un poco más de climas fríos.
Noviembre es también la fecha en que algunas culturas agradecen por lo vivido en el año y en otras recordamos a nuestros seres queridos, que han partido. En Nicaragua, el 2 de noviembre es el día en que muchas familias llevan flores a las tumbas de sus deudos.
La ciudad se llena de crisantemos, de diferentes colores, que se venden como ofrendas florales. Me encanta caminar en las calles de la ciudad en ese momento. Me conecta con la verdad que la muerte es universal, que todos estamos conectados, como menciona Nouwen, a través del dolor de la muerte:
“La compasión es difícil, porque requiere una disposición interior para acompañar a los demás allí donde son débiles, vulnerables, solitarios y fragmentados. Pero esta no es nuestra respuesta espontánea al sufrimiento. Lo que más deseamos es acabar con el sufrimiento huyendo de él o buscando un remedio rápido” (Hewnry Nouwen)
Efectivamente la compasión es una práctica difícil. Como seres humanos huimos del dolor, y también se nos hace difícil empatizar, sobre todo al que luce diferente a nosotros, en color, acento, cultura, percepción del mundo y la lista continúa. Si el dolor no es propio, es entonces drama, si no es propio, es sólo una anécdota, en la que talvez la misma persona tuvo la culpa.
En noviembre, por ejemplo, se conmemora el día internacional de la Violencia en contra de las mujeres y niñas. Durante este año 2023 en América Latina y el Caribe se registraron 2631 feminicidios, según MundoSur. Cuando analizamos los casos de violencia hacia las mujeres, nos damos cuenta de que las mujeres sufrimos un sin número de violencias, distintas, pero al final violencias, pero que son vistas a lo lejos por las mismas familias, comunidades y estados. La pregunta: ¿el número es poco o es mucho? ¿Es eso realmente más importante, y no la historia de dolor que cuenta?
Noviembre, es sin duda un mes de transición y un mes que nos invita a empezar a agradecer la vida, pero también los ciclos vividos durante este año.
Noviembre también invita a la reflexión, la reflexión de los tiempos que vivimos. ¡Y vaya tiempos! El mundo se encuentra en un espiral de violencia, conflicto y dolor. La pregunta: ¿necesario? ¿Por qué olvidamos tan rápido nuestra condición de seres humanos, hermanos y hermanas al final, de un mismo Dios?
En este mes, en el que también nos movemos a la práctica del adviento. Les invito a pausar, a sentir y respirar.
Pausar, para agradecer lo vivido.
Sentir, el dolor propio y de los demás que sufren.
Respirar, como un acto de resiliencia y consciencia de nuestra presencia, nuestra vida. Nuestros aciertos, nuestras fallas, nuestras penas, nuestros vacíos y en medio de todo el deseo que nos mueve de seguir caminando a pesar de que los pies están casados y los ojos llenos de lágrimas. ¡Sólo Respira! Y Escucha: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”
Have a comment on this story? Write to the editors. Include your full name, city and state. Selected comments will be edited for publication in print or online.