El desafío de ser comunidad en medio de una pandemia.

Grupo de niños de Guarari, Heredia Costa Rica recibiendo paquetes alimenticios de la Iglesias Menonita Discípulos de Jesús. Ashley, Anayanci, Sebastián, Geovani. Foto de Cindy Alpizar. Grupo de niños de Guarari, Heredia Costa Rica recibiendo paquetes alimenticios de la Iglesias Menonita Discípulos de Jesús. Ashley, Anayanci, Sebastián, Geovani. Foto de Cindy Alpizar.

Las iglesias menonitas de Costa Rica han tenido que reinventarse y crear nuevos modelos de comunidad frente a la realidad de pandemia que ha sumido al país en una situación de emergencia. Según fuentes oficiales, con 3.800 fallecidos, el promedio de muertes es superior a una persona cada hora, lo que ha llevado a un desbordamiento del sistema hospitalario como nunca en la historia del país centro americano.

Para Cindy Alpizar, pastora, teóloga y tesorera de la Asociación de Iglesias Menonitas  de Costa Rica, las personas están necesitadas de mucho acompañamiento, lo que invita a replantear el ser comunidad en tiempos de pandemia.

“Creo que necesitamos resignificar lo que es ser iglesia y la pandemia nos ha venido a enseñar eso.  Ser comunidad a pesar de la distancia. Promover el verdadero amor que va más allá de las cuatro paredes de una iglesia”, y es que según Alpizar sólo en su iglesia 30 familias han perdido empleos y dependen del apoyo de la comunidad de fe para poder obtener comida. “Evangelizar no es sólo hablar de las buenas nuevas, también debe ser amar y ayudar a las personas que no piensan igual que nosotros. Ver la imagen de Dios en la gente que está allá fuera. Ahí es cuando la iglesia se convierte en una iglesia efectiva”, puntualiza Alpizar.

Desde el inicio de la pandemia, el año pasado el gobierno ha aplicado cuarentenas restrictivas y hace poco el país ha empezado con una reapertura gradual. Manteniendo, eso sí, toques de queda y cierre de negocios de entretenimiento y no de primera necesidad. Lo que ha conllevado que una de las economías más sólidas de la región centroamericana vaya en un estrepitoso declive.

“Se siente un ambiente de mucha desolación, gente con mucha depresión, hartas de estar en casa”. Para Cindy esto ha significado que las personas busquen espacios de vida que sólo la iglesia puede brindar. “La pandemia ha traído cosas buenas. Ha llevado a cambiar nuestra manera de trabajar. Alcanzamos a más gente en zoom que antes. Pero es que la pandemia nos ha puesto la barba en remojos a todos. La gente se ha detenido a reflexionar, los líderes cristianos a repensar una nueva manera de ser iglesia y como ser más efectivos”,  comenta.

En este sentido también las iglesias han apostado a aprender de otras iglesias en la región Latinoamericana. “Nos ha hecho una iglesia sin barreras. Antes teníamos muy interiorizado el iglesias menonitas de Costa Rica, ahora hemos podido aprender de nuestros hermanos y hermanas en otros países y nos sentimos más como Iglesias anabautistas de América latina”, menciona Cindy.

“Ha sido muy interesante ver que, en tiempos de pandemia nuestra asociación (conformada por 26 iglesias) ha estado más activa que antes y hasta nos hemos administrado mucho mejor”, menciona Alpizar, y añade que esto se ha debido a que han puesto mayor atención a lo que en verdad es prioritario: Ayudar a pastores y familias en necesidad.  Esto ha significado vivir las palabras de Jesús que dice en Mateo 25: 31-46 “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron”. Cindy reflexiona que han visto como las iglesias y las personas se sienten más comprometidas en brindar diezmos, porque están ocupando el 70% de su presupuesto en apoyar a las familias y pastores en mayor necesidad en nuestra comunidades. Y que la iglesia debe ser comprendida dentro del concepto de Organismo Vivo y no como una estructura.

“El organismo se ajusta a su tiempo y alrededor. La estructura se mantiene fija y no se transforma. Muchas iglesias independientes en Costa Rica han cerrado porque no han entendido el llamado de ser una comunidad en medio de situaciones difíciles. Entonces es fácil perderse en estructuras y no en el llamado de Jesús a servir”. Sin duda un llamado que todas las comunidades de fe tenemos hoy en día.

Wendy Vado

Wendy Vado (34) Nicaragüense. Estudió filología y comunicación social en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Le gusta escribir y Read More

Sign up to our newsletter for important updates and news!