El Paro Nacional en Colombia comenzó a finales de abril, las movilizaciones que se dieron y continúan en diferentes sectores del país son reflejo de décadas de violencia, intentos fallidos de construcción de paz, desigualdad e injusticia social, que han dividido al país en una guerra partidista de posturas y posiciones políticas. Toda esta realidad está inmersa en un contexto de pandemia que agudizó la crisis económica producida por años de medidas neoliberales, realidad que se traslada a nuestros espacios cotidianos y de esparcimiento, a nuestros hogares y sitios de trabajo y también a nuestras comunidades de fe.
Muchos jóvenes de la iglesia se preguntan cómo pueden vivir el evangelio de paz y reconciliación en una realidad desgarradora donde especialmente ellos mismos, han sido un blanco de violencia y guerra.
Jóvenes de diferentes comunidades anabautistas Hermanos Menonitas en Colombia, con opiniones diferentes y provenientes de entornos diversos se unificaron en los últimos meses para compartir sus diversas opiniones respecto al conflicto y el paro nacional.
Y allí surge la pregunta: ¿cómo podemos participar de la mesa a la que Jesús nos convoca, una mesa plural, con personas con diferentes historias, realidades sociales, y posturas distintas?
Hace 3 años participé de una iniciativa en la Cumbre, Valle, Colombia, llamada BL4P, por sus siglas en inglés Building Leaders 4 Peace (Construyendo líderes para la paz), una iniciativa para jóvenes en contextos de conflicto, que reconocen la necesidad de construir puentes y relaciones entre generaciones que crecieron en contextos violentos, de inequidad social y guerra. BL4P busca facilitar campamentos y espacios de una semana de duración para construir la paz a través de la amistad y la reconciliación. Los participantes se sumergen en una comunidad intencional, que incluye colaboración intercultural, intercambio de perspectivas y proyectos de servicio.
El campamento tiene como centro la mediación de conflictos, el escuchar diferentes perspectivas e historias de personas que han vivido de cerca la violencia, y en el contexto particular de Colombia, acercar a jóvenes de diferentes ciudades y áreas rurales para entablar amistades y diálogo a través de historias, dinámicas, y espacios de reflexión conjunta sobre la realidad del país, sobre cómo la violencia nos afecta directa o indirectamente y cómo podemos aprender uno(as) de otro(as).
“La empatía es la llave”. Este fue el lema con el que se abrió uno de los espacios más recientes de esta iniciativa, donde aproximadamente 20 jóvenes tuvieron la oportunidad de participar. Hubo una exposición de fotografías a lo largo del salón sobre cómo la pandemia y el paro nacional afectaron a diferentes personas: trabajadores, jóvenes, estudiantes, adultos mayores, niños y niñas, habitantes de calle y enfermos; algunas fotografías que responden a la pregunta planteada: <<¿Qué crees que Jesús diría si viera la situación que tú estás mirando?>> Gina, una de las organizadores comenta: “El hombre evoluciona a partir del momento en el que comienza a ser empático”.
Después de este encuentro tuve la oportunidad de platicar con Juan Manuel Guevara, “Juma”, un joven adulto de la Ciudad de Cali, miembro de la comunidad Bethel de las iglesias Hermanos Menonitas, actualmente facilitador de BL4P en Colombia sobre el corazón y la esperanza del programa:
JM: Cuéntanos un poquito de ti, quién eres, qué haces en BL4P y qué rol desempeñas con el trabajo juvenil.
JMG: Mi nombre es Juan Manuel Guevara, me dicen Juma, y mi parte y servicio en BL4P es poder conectar la iglesia con el contexto afuera, ayudar a desafiar a personas de la iglesia y retar a los que dicen ser discípulos de Jesús, para mostrarlo en un campamento donde van a haber muchas perspectivas y donde no podemos llegar a imponer nuestra propia cosmovisión, sino simplemente escuchar y con una vida de servicio ganarse el derecho de ser escuchado.
Yo trabajo en discipulado con jóvenes a nivel nacional y local, entendiendo el discipulado como amistad, como relación, pero también compartiendo de vida a vida y retando a mis amigos como discipulador a conocer más a Jesús; a veces siento que no lo hemos vivido muy bien, pero… ¿cómo lo hacemos?, pues releyendo juntos la escritura, interpretarla en comunidad, luego practicarla y después confrontarnos: ¿sí lo estamos haciendo bien o no? Ese es el desafío y eso es lo que hago con los jóvenes.
JM: ¿Qué es BL4P y qué relevancia tiene en el contexto de Colombia?
JMG: Llegó siendo un movimiento, para responder a países en conflicto con el objetivo de poder sentar diversas partes a dialogar con la gente, a escuchar sus historias para ayudarnos a tener empatía y ayudar a vernos como seres humanos que tienen una verdad que debe ser escuchada.
En Colombia hay guerra, y la pregunta que surge es, ¿cómo podemos sentar gente de diversos lugares a conocernos y a hacer comunidad?; una de las cosas más hermosas es que la iglesia pueda entrar en contexto con lo que vive el país. En Colombia como iglesia hemos sido muy indiferentes a lo que pasa del conflicto, así que BL4P es una respuesta y una herramienta para eso, para conocer a otras personas, entablar amistades y mostrar a Jesús en la vida de otros.
JM: ¿Por qué crees que Colombia necesita de iniciativas como BL4P?
JMG: Necesitamos más iniciativas como esta que nos permitan relacionarnos unos con otros, que podamos estar en una mesa donde yo esté dispuesto a escuchar pero también a poder compartir mi historia. Y específicamente en Colombia, poder unir las ciudades con las áreas rurales es muy importante, especialmente que los chicos de las ciudades puedan conocer la violencia más de primera mano, a través de una persona, no solamente de un libro. Muchos no tienen la oportunidad de tener el contacto directamente con una persona que es afectada por el conflicto armado y la guerra en Colombia, así que es para eso, para tener más contacto con la gente.
JM:¿Qué ha sido clave en tu transformación personal desde haber sido parte de esta iniciativa y conocer diversas comunidades al igual que diferentes partes del conflicto?
JMG: Una de las cosas más valiosas es poder conocer tanta gente, gente con tantas experiencias, poder llevar también esas experiencias para poder compartirlas con otros. Pero, una de las mejores ha sido quitar de mi la indiferencia porque desde mi perspectiva nunca había vivido la violencia que hay en mi país, así que lo más hermoso ha sido poderme quitar un velo de la cara, de que en mi país hay mucha gente que sufre que yo no conocía y conocerlas me ha hecho también sentir dolor por mi país.
Quizás hacer la paz significa estar dispuesto a sentarse a dialogar, con oídos atentos para escuchar, y la capacidad de crear y hacer sentir seguros a otro(as) aún cuando no se esté de acuerdo con ello(as). Ésta es la mesa a la que Jesús nos llama a compartir.
<<Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios>>.
Mateo 5:9
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