Ubicada en Bolounge Sur Mer, Buenos Aires, AEMA es una comunidad de fe que honra a Dios a través de una vida comprometida con Él, su Iglesia y la Sociedad; trabajando por el crecimiento de una vida familiar inclusiva, diversa, intercultural y profundamente humana.
Conversamos con Oscar Cabrera, el pastor de la iglesia.
¿Cómo fue el origen de la iglesia?
En su libro “Resurgir de los Escombros”, Peter y Elfriede Dyck recuerdan que eran las 16 horas del 1 de febrero de 1947 cuando se escuchó el estampido de la sirena del “Volendam”. El barco anunciaba así su partida y levaba anclas del puerto de Bremen, Alemania, con destino a Buenos Aires, Argentina. Viajaban 2303 refugiados menonitas, entre ellos más de 300 provenientes de Holanda, más de 1000 de un campamento de las Naciones Unidas en Munich y alrededor de 928, de Berlín.
“Fue algo tan maravilloso, que no cesábamos de agradecer a Dios. Los refugiados, únicos pasajeros de la nave, cantábamos conmovidos a viva voz: “Nun danket alie Gotf’ (“Ahora demos todos gracias a Dios”), himno que resonaba por todo el barco y estremecía incluso a la tripulación”.
Paraguay, Uruguay y Brasil fueron los países que manifestaron su disposición de recibir a los inmigrantes que llegaban a sus fronteras producto del conflicto bélico y la persecución del nazismo debido al carácter pacifista de estas comunidades. Las penurias que soportaron motivaron la constitución de un comité de ayuda con el patrocinio del cual se realizó dicho viaje.
En el libro Un largo camino con Dios se relata:
“Finalmente, a las 16, llegó el momento tan ansiado: 21 días después de haber partido de Alemania, el “Volendam” llegó a Buenos Aires, Argentina, ciudad en cuyas calles – nos habían contado- fluían la leche y la miel.”
Propiamente la Alianza Evangélica Menonita de la Argentina nació el 25 de noviembre de 1952, en el salón de la Calle San Lorenzo 249 de Villa Ballester, bajo la presidencia de Martín Duerksen, pastor de la congregación. Posteriormente, el 21 de septiembre de 1958 se colocó la piedra fundamental en el terreno en Boulogne dónde permanece la comunidad hasta el día de hoy.
¿Puede contarnos algo sobre el desarrollo de la iglesia hasta la actualidad?
El desarrollo de la iglesia y su visión han tenido una evolución que han respondido a los contextos, necesidades y cambios generacionales. Cómo ya se ha comentado al principio la comunidad nace en un contexto de persecución, exilio y desarraigo, así que esto supuso algunas necesidades, como bien lo relatan Margarita Memetow y Elfriede Klassen:
“Como nuestro grupo recién llegado de Europa estaba ante un nuevo comienzo, era imposible para nosotros pensar en la posibilidad de realizar alguna ofrenda para poder adquirir nuestro propio lugar de reuniones. En el plano espiritual, eran tres las necesidades más urgentes: la iniciación de una actividad espiritual intensa, la adquisición de un lugar de reuniones, y el acompañamiento pastoral para el grupo.”
Estas particulares circunstancias llevaron a varias corrientes menonitas y distintas colonias descendientes de colonias rusas de menonitas alemanes que llegaron a la Argentina a conformar la Alianza Evangélica Menonita Argentina que con el tiempo llevó sus procesos de adaptación al nuevo contexto.
Las posteriores generaciones ya nacidas en tierra argentina consecuente vivían los procesos de integración a la sociedad argentina. Todo este proceso desde una comunidad étnica, pasando por las uniones con nacionales, hasta el transcurrir natural del tiempo en un contexto que se volvería su nuevo hogar llevó a la nacionalización de la iglesia y pasar de los cultos en alemán a cultos en español, así como de ser una iglesia étnica a iglesia multiétnica.
Actualmente la iglesia expresa su carácter diverso al contener varias nacionalidades (descendientes rusos, alemanes, argentinos, colombianos, peruanos, guatemaltecos, venezolanos, paraguayos) dentro de su membresía. Con la guía del Espíritu, las experiencias del pasado y del presente, la comunidad se abre a vivir como “una comunidad para todas las familias”, abrazando con amor a quienes se acercan a ella.
Con el tiempo la comunidad ha descubierto que el evangelio es más sencillo de lo que las estructuras y dogmas que naturalmente devienen de la institucionalización de las iglesias generan. La comunidad se repiensa y redirecciona a las bases fundamentales del evangelio que descansan en el ejemplo de Jesús manifestadas en sus enseñanzas y acciones, eso nos lleva a buscar ser una iglesia que abraza, que ama, que se acerca al necesitado, que se entiende como aquella que puede errar, pero con la disposición a ser más como Cristo.
¿Cómo atravesó la iglesia la pandemia de Covid-19?
El contexto de pandemia sorprendió en general a todas las iglesias y revalorizó no solo las formas del encuentro sino el fondo de la fe que es poder ser comunidad no importando las circunstancias. La comunidad particularmente se adaptó a las reuniones virtuales y eventualmente con la apertura de restricciones pudo ser de bendición a decenas de familias con ayuda alimentaria, instrumentos de trabajo y una palabra de fe y esperanza.
Cuéntenos algo sobre la celebración de los 70 años de la iglesia
Nuestra comunidad celebró en noviembre de 2022 con un conversatorio donde estuvieron presentes expastores e hijos de expastores de la comunidad, así como un compartir donde como siempre se puede expresar el ambiente amoroso de la comunidad.
¿Qué proyectos están llevando adelante en este momento?
En cuanto a proyectos y programas, la comunidad está concentrada actualmente en fortalecer las áreas de niños, adolescentes, jóvenes que son la preparación de nuevas generaciones que servirán al Señor con su amor por Él y sus dones.
Principalmente se trabaja el área de evangelización con una mirada respetuosa por quien recibe el evangelio, no se hace desde la mirada de terror del evangelio sino desde lo que representa originalmente “Buenas nuevas” en Cristo.
También se trabaja en el discipulado que tiene como base la aceptación de las personas con sus necesidades, el acompañamiento a sus propios procesos que permite no júzgalos sino amarlos, el reconocimiento del liderazgo sobre sus errores e imperfección que lo pone en un plano de igualdad con sus co-discípulos, y por último el reconocimiento de que no son los hombres o mujeres que transforman las vidas, sino la obra del Espíritu sobre cada uno de ellos y ellas.
La iglesia vive los valores anabautistas desde su imitación del carácter de Cristo como base fundamental de cualquier denominación, el carácter de amor y reconciliación que ofrece Cristo en su ejemplo y que nos anima a vivir en una expresión de paz en la propia comunidad local. Además, de su compromiso con las acciones sociales que pueden ser testimonio vivo en el marco de la sociedad.
La iglesia lleva adelante algunos proyectos sociales como Alpha deportes donde la iglesia está comprometida con generar espacios de contención y bendición para chicos y chicas y Pan para el mañana un proyecto de ayuda a familias de escasos recursos.
Oscar Cabrera (guatemalteco), casado con Zayuri Rondón (colombiana), y tienen un hijo (Mateo). Oscar es Magíster en Sagradas Escrituras por el Instituto Universitario Isedet con estudios de Bioética en FLACSO y estudios de Teología en la Universidad Bautista en Cali, Colombia. Desde el 2016 Oscar se desempeña como pastor de la Alianza Evangélica Menonita Argentina.
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