Evangelio es una palabra adoptada mundialmente por todos los cristianos, y su uso viene mayormente porque en la biblia tenemos “los evangelios”. Pero, ¿cuál es el orígen de esa palabra? ¿La inventaron los discipulos o Jesús? ¿Ya existía? Eso intentaremos explorar en este artículo.
La palabra que conocemos como evangelio proviene del sustantivo griego euangelion. El léxico griego ofrece tres significados diferentes.[1] Primero, significa: “las buenas noticias de Dios para los humanos”. Segundo, “detalles relacionados con la vida y el ministerio de Jesús”. Y tercero, “un libro que trata de la vida y la enseñanza de Jesús”. La entrada en el léxico sobre la forma verbal de euangelion, que es euaggelizó, dice que su significado es llevar buenas noticias o proclamar el mensaje divino de salvación. Como vemos, el léxico ofrece tres significados con importantes diferencias. Graham N. Stanton añade que el término “emite señales diversas según su contexto”.[2]
Como dice la tercera definición, evangelio es considerado un género literario. Como probablemente ya sabemos, euangelion corresponde al menos a cuatro libros que conocemos del Nuevo Testamento. Sin embargo, esta idea de evangelio como género literario es cuestionada por algunos académicos, entre ellos Hellen K. Bond, quien afirma claramente que el término evangelio no es un género literario. Al explorar la cuestión, Bond afirma que la evidencia de la asociación entre el evangelio y un género literario “no aparece hasta mediados del siglo II, cuando Justino Mártir, Ireneo y Clemente de Alejandría, todos comienzan a utilizar el término ‘evangelio’ para referirse a las vidas escritas de Jesús”. Bond añade que la frase inicial del evangelio de Marcos (“Principio del evangelio de Jesucristo”) podría haber puesto en marcha una corriente de pensamiento que acabaría identificando el término ‘evangelio’ con un tipo concreto de obra literaria. Vale aclarar que los que lo hoy que conocemos como evangelios eran escritos sin el nombre evangelio asignado a ellos, esto fue agregado más tarde.
Uso bíblico de euangelion
El sustantivo euangelion, tal como se utiliza en el Nuevo Testamento, es un sustantivo neutro singular. Esta versión del sustantivo no se encuentra nunca en la Septuaginta (la traducción al griego del Antiguo Testamento), lo que significa que la palabra no se origina allí. El plural neutro se encuentra sólo una vez en 2 Samuel 4:10 donde se utiliza como recompensa por llevar buenas noticias (euangelia). Esta forma plural neutra nunca se encuentra en el Nuevo Testamento.
Existe un sustantivo en hebreo besorah que tiene un significado similar al griego euangelion. Millar Burrows muestra, sin embargo, que besorah se traduce siempre como un sustantivo femenino, por lo que concluye que “es bastante evidente que el uso cristiano del sustantivo euangelion no deriva del Antiguo Testamento griego.”[3]
La forma verbal de euangelion es euaggelizó, si bien no estamos estudiando en este artículo el verbo sino la misma raiz pero en forma de sustantivo, es importante explorar el uso del verbo en la Biblia hebrea porque forma parte de la familia de palabras. El verbo hebreo que se utiliza para traducir euaggelizó es basar. Este verbo aparece 24 veces en la Biblia hebrea. Seis veces en el libro de Isaías. Burrows afirma que “las seis ocurrencias en Isaías son las más importantes para nosotros; todas están en la última porción del libro y se refieren a la liberación venidera del pueblo de Dios, el reinado de Dios y la futura gloria de Sión.” Burrow sigue afirmando que euaggelizó en Isaías se convirtió en un término mesiánico y que así lo entendieron los primeros cristianos. Luego llega a la conclusión de que la fuente principal del uso cristiano del término ‘evangelio’ proviene de esta comprensión mesiánica. Burrow concluye diciendo:
Jesús vio en las profecías del libro de Isaías una descripción de su propia misión, y la designación de su propio mensaje como buenas noticias le fue sugerida por el uso de la expresión en ese libro. Lo que al principio no era más que una alusión literaria se convirtió fácil y naturalmente, porque era tan obviamente apropiado, en un término casi técnico en sus propios labios y en el discurso de sus seguidores, para las noticias que proclamaba.
Hay un discusión académica al respecto si realmente el lenguaje de evangelio se origina en las palabras del propio Jesús. Algunos no están de acuerdo, considerando que Jesús utilizó la palabra (según los evangelios) en su forma verbal, pero nunca utilizó el sustantivo. Es decir, Jesús hablo sobre la acción evangelizar pero la palabra evangelio nunca fue puesta en sus labios, de acuerdo a los evangelios. Más alla de la discusión, todos los académicos coinciden en que Isaías influyó en el uso del grupo de palabras relacionadas con euangelion.
El euangelion en la literatura paulina
El apostol Pablo debe ser parte de esta conversación porque hace uso de la palabra euangelion cuarenta y ocho veces en las cartas que son indiscutiblemente asignadas a él. Pablo utiliza más de veinte veces el sustantivo evangelio sin ningún calificativo. Esto sugiere fuertemente que sus lectores ya estaban familiarizados con el término. Esto demuestra que cuando Pablo le escribia a los cristianos de Tesalónica y Gálatas, el uso de evangelio ya estaba bien establecido. Todos sabían de que estaba hablando.
Stanton afirma que “sobre la base tanto de las propias cartas de Pablo como de los Hechos, es razonable suponer que fue entre los judíos de habla griega de Jerusalén, y tal vez especialmente en Antioquía entre el año 37 y el 40 d.C., que el grupo de palabras relacionados a evangelio se utilizó por primera vez en un contexto cristiano.” Para entender esta fecha es necesario estudiar el uso helenístico de la palabra euangelion.
Uso helenístico de la palabra
Ken Schenk explica que el sustantivo euangelion es raro en el griego clásico. El plural euangelia era más frecuente.[4] Además, añade que hay una inscripción de Priene, del siglo I a.C., procedente de Asia Menor, que “proporciona un punto de partida relevante para el uso de la palabra evangelio en el mundo grecorromano en la época de Cristo. En esta inscripción, el emperador Augustis es aclamado como “salvador” por poner fin a las guerras y traer la paz al imperio. Por todas las grandes cosas que trajo su gobierno, su nacimiento se proclama no sólo como el nacimiento de un dios, sino también como el comienzo de una buena noticia (euangelia) para el mundo.”
Schenk muestra cómo la palabra estaba relacionada con el culto imperial. Esto da a la palabra un significado religioso. Además de la inscripción de Priene a.C., este significado religioso también lo muestran los escritores judíos Filón y Josefo. Josefo utiliza el sustantivo plural (euangelia) para describir como una buena noticia la elevación de Vespasiano como César, lo que demuestra la combinación de euangelion con el culto al César.
La discusión anterior muestra cómo el Imperio Romano utilizaba el término euangelion. Esto muestra claramente que los cristianos se apropiaron de la palabra en rivalidad con el uso prominente en la propaganda e ideología del culto imperial. Esto podría explicar por qué los cristianos adoptaron el sustantivo neutro singular. Los primeros cristianos decidieron participar en el discurso social aportando una alternativa a la narrativa imperial. En su época, existían tantos evangelios como emperadores en el poder. Sin embargo, se opusieron a esa narrativa argumentando que sólo existe un euangelion y es el euangelion de Jesucristo. Así podemos entender versículos como Marcos 8:35: Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”. Si tu evangelio va contra el discurso que está promoviendo el imperio debes comprometerte a perder tu familia, tus posesiones y tu vida por ello. Esa era una realidad a la que se enfrentaban los primeros cristianos y donde surge la palabra evangelio.
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[1] Frederick W. Danker, Walter Bauer, and William F. Arndt, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature
[2] Graham Stanton, Jesus and Gospel
[3] Millar Burrows, “The Origin of the Term Gospel”
[4] Ken Schenck, “Gospel: Good News,” en Dictionary of Jesus and the Gospels.
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